Minería y el cuidado de la biodiversidad
El nuevo paradigma busca no sólo minimizar el daño, también mejorar los ecosistemas existentes. Si es posible y sería muy potente ver que quebradas , cuencas, vegas, humedales, salares, vertientes, entre otros vuelven a cobrar vida con la ayuda de la minería.
Dentro de la Política Nacional Minera (2050) hay varios puntos que definen el trabajo de esta industria con una mirada de sostenibilidad en las faenas productivas. Es otro paradigma, porque la sola producción de calidad no es suficiente, hoy se requiere que en cada uno de los pasos elaboración haya cada vez menos impacto en el medioambiente y en los territorios donde están asentadas las operaciones.
El mundo cambió y Chile también, por ello la minería no puede mantenerse al margen de esa nueva mirada en que la trazabilidad será de gran importancia. Todo apuntado a ser más amigable con el entorno y que la producción no sea a cualquier costo.
Dentro de la PNM, destaca un aspecto importante y que ha sido motivo de mucho cuestionamiento desde los orígenes de la minería muchas veces amparados en hechos. Siempre se dijo que la biodiversidad era uno de los sectores más dañados con las faenas industriales y el cambio en las condiciones naturales era casi irreversible tras el fin de una operación minera.
De ello hemos sido testigos los habitantes de la región. El paso de esta industria ha terminado por dañar ecosistemas y las forma de vida de comunidades indígenas. La principal por el indiscriminado uso del agua de cordillera y la contaminación de suelos y caudales.
Por ello es muy positivo que esa mirada cambie definitivamente. Así lo adelantaron las autoridades del Ministerio de Minería en el lanzamiento de PNM y que se hizo desde la región, específicamente desde la capital de la provincia El Loa, Calama.
Allí en uno de sus puntos se detalla el compromiso con la biodiversidad y no sólo evitar daños colaterales producto de la explotación, sino que la minería se transforme en un componente catalizador y enriquecedor de lo existente.
Algunos pensarán que es imposible, pero no. Si existe el compromiso por no dañar hay espacios para que lo existente pueda recibir los beneficios de la industria, la que puede destinar recursos no solo para la conservación también para apoyar situaciones que se han debilitado por el cambio climático y otros factores.
Si es posible y sería muy potente ver que quebradas , cuencas, vegas, humedales, salares, vertientes, entre otros vuelven a cobrar vida con la ayuda de la minería. Están las herramientas y ahora conocemos del compromiso, solo basta ponerlo en acción.