"Todos queremos que exista un orden en el ingreso de personas al país"
El 2 de octubre pasado, en plena crisis por la ola migratoria en la macrozonanorte, el Ministerio del Interior anunció el nombramiento del nuevo director regional de migraciones para Antofagasta, Richard Bórquez Duque.
El nuevo directivo, quien fue oficial de la Policía de Investigaciones por 35 años fue parte del alto mando por tres años consecutivos y su último cargo en la institución fue de jefe nacional de migraciones y policía internacional.
"Fui empleado público 35 años con compromiso de servir a mi país. Entender la situación del migrante, pero también de quienes viven en el territorio. Existe una convivencia y es interesante que renueve mi vocación de servicio público para mejorar las estrategias, las planificaciones, en el sentido de vivir en paz y tranquilidad", señala Bórquez en la primera entrevista en sus nuevas funciones.
¿Se podría decir que asume un "fierro caliente"?
-No. Es un gran desafío, una enorme tarea. Me alimenta el espíritu. Para dar soluciones concretas posiblemente a largo plazo. El participar de este nuevo servicio con nuevas ideas, con nuevo reglamento. Esto me tiene muy motivado y creo que es una real oportunidad de poder resolver con mi experiencia una situación compleja y poder planificar. Se va a plantear una posibilidad de macrozona migratoria por lo tanto vamos a trabajar coordinadamente con Iquique y Arica para una migración ordenada.
¿Qué le motivó a concursar para el cargo de director regional de migraciones?
-Lo primero que me motiva es que cumplí 35 años en la PDI. Dentro de esa carrera, llegué al alto mando que es el grupo de oficiales generales que tiene que tomar las decisiones de planificación y liderazgo de toda la institución. En los últimos dos años me desempeñé como jefe nacional de migraciones y policía internacional que tiene directa relación con la migración, tanto en los pasos fronterizos, como en el proceso de regularización como también en el control de migrantes que hacen por los pasos habilitados. Como PDI como institución que trabaja por años en el control de egresos e ingresos y supervisión de las personas en el territorio, se nos genera una expertiz en los fenómenos de movilidad.
Sin embargo, al momento de postular no existía la crisis migratoria en el norte del país
-La crisis viene avanzando. Siempre hubo. El 2018, siendo jefe nacional, alrededor de 600 venezolanos estaban en Chacalluta y con un trabajo de planificación, de mucho diálogo entre diferentes estamentos, logramos solucionar el proceso de ingreso de la mayoría de esas personas. Lo importante que debe suceder es que las personas que quieran ingresar a Chile lo deben hacer por pasos regulares, en un control migratorio regulado, así a través de la PDI, sabemos quiénes son los que entran, qué documentación traen. Podemos hacer una breve entrevista, a qué vienen. Solucionamos muchos de los problemas con los niños y adolescentes que tienen que venir con documentación idónea y vigente y acompañados de sus padres o adultos responsables. Hoy no sabemos eso. Tenemos una cifra negra que aumenta. Se insta a que el ingreso al territorio sea por paso habilitados y controlados por la PDI porque genera muchos más beneficios que el ingreso clandestino.
Ese es un escenario ideal, pero la realidad actual es el ingreso de cientos de personas por pasos irregulares. ¿Cómo evalúa esa situación?
-La veo preocupante. Muy irresponsable. Veo una debilidad tremenda. Existe la posibilidad que el crimen organizado esté participando activamente en el traslado de estas personas. Veo que existe una organización para poder ingresar clandestinamente a Chile. Es una preocupación y de eso nos debemos ocupar. Sin embargo, vuelvo a decir. Si los extranjeros entran por un paso habilitado, se les abren muchos beneficios. Chile tiene una capacidad limitada para recibir migrantes. Bienvenidos, pero como servicio queremos una migración responsable, ordenada y segura.
Rol de los otros países
¿Cómo ve el rol de los países limítrofes en esta crisis?
-No podemos olvidar que los países también tienen responsabilidad. Dudo mucho que las personas hayan atravesado tres países para venir directamente hasta acá. Lo más probable es que hayan sido residentes en alguna de estas naciones y posiblemente ven a Chile como un futuro mejor y deciden desplazarse. Pero los países tienen la responsabilidad del ingreso y egreso de personas de las personas a su territorio. Habría que preguntarse por tanto si esa persona que ingresa a Chile ingresó regular o irregularmente al país de dónde proviene.
¿Con qué recursos cuenta el servicio para su implementación?
-Eso está a nivel central. Lo trabaja el director nacional junto al ministerio. Sé que va a haber un traspaso de funcionarios que tienen el conocimiento y que trabajan en extranjería. También de infraestructura, pero la intención es mejor las líneas de trabajo y efectuar una coordinación con todas las instituciones relacionadas. Todos queremos que exista un orden en el ingreso de las personas, por lo menos saber quiénes están ingresando. Y Antofagasta es la segunda ciudad de Chile que ha recibido más migrantes. Más de 100 mil migrantes regulares. Personas que conocemos. La pregunta es, cuántos han ingresado irregular y no conocemos.
¿Qué le parece las nuevas medidas para mejorar el control de la migración en la región?
-Esta política nacional de migraciones va a generar oportunidades de revitalizar la interacción. Tenemos que hacer un plan estratégico de lo que ocurre en los territorios. La focalización nos compete a todos. Necesitamos que la migración tenga buena relación con los habitantes de Antofagasta. Necesitamos saber cuántos son, y cuántos se quieren quedar en la ciudad y cuántos van de paso. El nuevo servicio de migraciones tiene la tarea de instalar esta política de llevar a una migración ordenada, segura y responsable.
"Chile tiene una capacidad limitada para recibir migrantes. Bienvenidos, pero como servicio queremos una migración responsable, ordenada y segura".