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tiene que ver con un sentir ciudadano, pero que de ninguna manera uno lo puede homologar o relacionar con lo anterior; lo primero se condena, lo segundo se comprende. Pero quiero volver a la pregunta anterior, a mí lo que me llama la atención es que dos años después, habiendo conocido los niveles de destrucción que están asociados a este movimiento del 18 de octubre, grupos de izquierda, e incluso grupos institucionales como la mesa de la Convención Constitucional, conmemoren la violencia de ese día y no que se recuerde o que sea factor de inspiración lo que pasó el 25 de octubre. Ahí hay una decisión conceptual de la izquierda chilena que está expresada mayoritariamente también en la Convención Constitucional de usar el 18 de octubre como un ícono relevante para la construcción de un Chile del futuro.
-¿Hoy haría algo distinto de lo que hizo como subsecretario en esos días?
-Creo que eso no es una dimensión que sea lógica de abordar en términos de que el pasado pasado está. Uno, como persona que cumplió una función pública, tiene que tener capacidad de ver cómo estos hechos dejaron consecuencias en lo político y social. Ese es el cargo que les hago a quienes celebran o conmemoran el 18 de octubre. Yo soy de los que condena en su momento y hoy cualquier acción fundada en la violencia. Yo creo que cualquier acción así lo que hace es dividir y no unir. Más aún, un país que por décadas nos enorgulleció tener una institucionalidad robusta, si tenemos eso, el Estado es el único órgano que tiene la facultad de ejercer la fuerza de manera legítima y aquí lo que ha hecho la izquierda es validar la fuerza como un instrumento de violencia política para imponer ciertas causas. En mi opinión, cualquier causa que se quiera imponer a través de la violencia tiene corta data. Por eso yo prefiero anclar las celebraciones y conmemoraciones al 25 de octubre y también en el 15 de noviembre, que es también una fecha emblemática que permite generar espacios de consenso. Recordemos que el 15 de noviembre los únicos que se quedaron afuera fueron el Partido Comunista y parte del Frente Amplio, el resto de la sociedad chilena…
-…de los partidos políticos.
-Sí, de los partidos políticos, estuvieron por seguir el camino democrático.
-Como sociólogo, ¿cómo analiza el tema de la violencia en el país? Permanentemente somos testigos de respuestas desproporcionadamente violentas en las calles, hace poco un ataque a migrantes en Iquique. ¿Se ha normalizado la violencia en nuestra sociedad?
-La perspectiva sociológica ayuda a entender este fenómeno, más allá de que uno tenga una tendencia política como militante, como dirigente, como exautoridad pública en materia de orden pública, además. Yo creo que hay una serie de factores y una es la normalización de la violencia. Pero hay que entender esto al menos en una doble dimensión. Una, ciudadana, y la de las autoridades. Que no son solamente políticas o que estén en el gobierno o parlamentarios, sino en el concepto de la autoridad, del líder de las personas que representa. Desde el punto de vista de la ciudadanía, y con esto no quiero relativizar la violencia, hay que reconocer que hay niveles de frustración en muchas áreas, que existen y que son objetivas y que se canalizan positivamente como el 25 de octubre; ese es un nivel de frustración. "Yo estudié en la universidad, aspiraba a tener una condición social o económica que no me lo ha permitido y estoy cesante: me manifiesto". O "tengo una enfermedad catastrófica y estoy en una lista de espera eterna". Son frustraciones ciudadanas que se puede canalizar en caminos positivos. Pero hay otros que empezamos a mezclarlo con las culturas de violencia que permanecen asociadas al narcotráfico o la delincuencia, donde grupos de la sociedad empiezan a ver que hay respuestas efectivas a estas frustraciones en modelos violentos.
Hoy en muchas comunidades, en todo Chile, el muchacho que se dedica al microtráfico tiene más ingresos que el que toma la decisión de salir de la escuela o el colegio a trabajar; y sabemos que el que está siendo parte de la cadena delictual del narcotráfico, aunque sea la más baja, está inserto en un cuadro de violencia. Hay violencia implícita. Empieza a generarse entonces en esa realidad local un cuadro de normalización de la violencia. Paso siguiente, si tengo que manifestar mi frustración en base a esa misma lógica, estas personas ven muchas veces adecuada esa acción violenta, por no decir legítima. Pero eso es una caracterización sociológica de lo que pasa en ciertos grupos la población. Pero por eso separo a quiénes son los llamados a mostrar caminos distintos al de la violencia: los profesores en las escuelas, los profesores universitarios, las autoridades políticas, los parlamentarios, los gobiernos. ¿Qué se puede esperar de aquellos que creen que destruir la Plaza Italia o el Barrio Lastarria o el centro de Santiago es legítimo, si hoy tenemos un proyecto de indulto generalizado promovido o presentado por una de las candidatas presidenciales y empujado por la gran mayoría de los candidatos de la izquierda? Si soy una persona que destruyó un quiosco sabe que se está discutiendo un indulto generalizado, sin discriminar, ¿cuál es la señal que le están dando las autoridades? Que esto es normal, que está permitido, que es parte de una sociedad compleja como la chilena. Yo no quiero condenar la primera parte, a aquel joven que no tiene opción porque lo que tenemos que trabajar con él es en educación e inclusión. Yo lo que condeno es al Partido Comunista, a Yasna Provoste, al Frente Amplio y Gabriel Boric, que dan señales permisivas y tolerantes a esto que es la violencia política manifestada en la destrucción de la propiedad privada y pública y con la pérdida de vidas humanas.
-¿Cómo ve el futuro electoral de su sector? Han perdido todas las últimas elecciones…
-Creo que los logros de la centroderecha en los últimos 10 años en política han sido los mejores de la historia, con dos gobiernos de centroderecha y una participación relevante en el Parlamento. Es cierto que el proceso que comienza con la Convención y la elección de gobernadores marcó una tendencia en el sentido contrario, no lo desconozco, pero yo creo que la presidencial es una elección que está muy volátil. En 30 días la elección está abierta a que cualquier cosa suceda. Sí hay un elemento que es relevante: pienso que se ha ido generando una situación bien curiosa: por un lado, un polo constituido por el Frente Amplio y el Partido Comunista que claramente define una opción política fundada en el programa del PC. Yo creo que estamos entrando a la recta final con el FA muy influido por el PC. No es la primera vez que se produce esto en el mundo. "Podemos" en España terminó siendo destruido por la influencia del PC. Me voy a atrever a anticipar algo: yo creo que los estudios que se van a conocer en las próximas semanas van a mostrar a un Gabriel Boric estancado, y por dos razones. La primera es la política, que acabo de dar: el chaleco de fuerza que le está poniendo el PC a la candidatura de Boric va a influir en el mismo sentido en que Jadue terminó perdiendo la primaria. Pero hay un segundo elemento que no tiene que ver con el entorno, sino con el candidato. Que es que ha demostrado que lo que él mismo afirmó hace unos meses atrás es cierto: no está capacitado para ser Presidente de Chile. Su liderazgo para gobernar el país se está viendo afectado con los bochornos seguidos que ha tenido esta semana en términos al entendimiento de lo que es el mundo económico, macroeconómico y de microeconomía. Tenemos en la izquierda una situación compleja por el candidato y por los compañeros de pacto.
-¿Pero y la derecha? Sichel Baja y Kast sube…
-Yo creo que esta polarización de la izquierda, en que cada vez hace más nítida la presencia del PC, con un candidato sin tener las capacidades técnicas asociadas al cargo, ha hecho que a este otro lado se haya ido generando una fuerza no menor asociada a un concepto muy clásico de la derecha que es la libertad. Tenemos en las dos candidaturas expresiones de distintos grupos políticos que ven en ellas una alternativa a este totalitarismo comunista representado por la candidatura de Boric, y hay grupos de centroizquierda que hoy están de alguna manera representados por Sichel. Sichel es el candidato oficial de los cuatro partidos de la centroderecha. La polarización que generó esta candidatura de Boric ha hecho que todos aquellos que creen en la libertad, el desarrollo, el crecimiento, la estabilidad institucional, la independencia de los poderes del Estado, nos van a dar cifras muy superiores a las que hubo en la elección constituyente de unos meses atrás.
-Pero el contrapeso para Boric no está siendo Sichel, sino que Kast, que es el que está creciendo. Si no pasa Sichel, ¿votará por Kast?
-Yo estoy de acuerdo en votar siempre por la libertad. Aquí el candidato que represente la libertad en la boleta de la segunda vuelta va a ser mi candidato. Pero yo no parto mi premisa de que está fijo quién pasa a segunda vuelta. Hoy está demasiado líquido en todos los frentes, pero esto va a terminar siendo un candidato que represente estos conceptos de libertad versus un candidato del PC que es Boric.
-¿Y si no pasan ni Kast ni Sichel, votaría por Provoste, como dijo Mario Desbordes?
-Las especulaciones pueden ser infinitas, yo también he escuchado que puede que pasen los dos de derecha a segunda vuelta. Depende de cuántos vayan a votar es donde van a cargarse los dados. Pero esta lógica comunismo vs libertad va a generar una movilización que va a hacer que un candidato de cada una de estas dos expresiones en definitiva llegue a la segunda vuelta. Eso lo tengo claro. No creo que estemos a un escenario donde los dos candidatos de la misma tendencia pasen a segunda vuelta.
el segundo aniversario del 18-O dejó daños millonarios, dos muertos, cientos de detenidos y una penosa estela de enfrentamientos en la política.
"Hay una decisión conceptual de la izquierda chilena que está expresada mayoritariamente también en la Convención de usar el 18-O como un ícono relevante para la construcción de un Chile del futuro".
"Tenemos en las dos candidaturas (de derecha) expresiones de distintos grupos políticos que ven en ellas una alternativa
a este totalitarismo comunista representado por la candidatura de Boric".