Vecinos de un volcán: los pueblos que siempre deben estar vigilantes
RIESGO. En la región de Antofagasta hay cinco volcanes activos. Comunidades reconocen que aún les falta preparación para enfrentar erupciones.
"Estamos a los pies del volcán y conocemos los riesgos", describe Elisa Sosa, habitante y expresidenta de la comunidad atacameña de Talabre, sobre la amenaza que enfrenta a diario esta pequeña localidad vecina del Láscar. A diario desde el poblado, habitado por unas 150 personas, se advierte la fumarola surgida desde el cráter de esta montaña.
Según la red de vigilancia volcánica del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), el Láscar (5.592 m s.n.m) figura como uno de los cinco volcanes activos en la Región de Antofagasta. Un listado que además integran el complejo volcánico Olca-Paruma, Ollagüe, San Pedro y Lastarria.
Hoy el temor a las erupciones ha vuelto a surgir con la registrada en La Palma, España, que comenzó el 19 de septiembre pasado.
En Talabre, poblado distante a unos 60 kilómetros de San Pedro de Atacama, sus habitantes han seguido a través de las imágenes de televisión la fuerte activación del volcán español. "La comunidad de Talabre, ancestralmente, se ha preparado por el color del humo del volcán (ante eventual emergencia), pero desde el año pasado estamos trabajando con Sernageomin para contar con un plan en caso de un riesgo mayor. Como comunidad también nos estamos preparando para que la gente tome con más seriedad este asunto, porque uno en esta vida no está libre de nada. Por ejemplo, tener un kit de emergencia a mano, para en caso de cualquier emergencia evacuar de inmediato", afirma Sosa.
"Hoy la comunidad está en proceso de la compra de una alarma que se instalará en la caseta de turismo ante cualquier emergencia", agrega la ex presidenta de la comunidad. El Láscar, según registros de Sernageomin, en abril de 1993 registró una erupción subpliniana, que corresponde al mayor evento ocurrido en el norte de Chile en tiempos históricos. En tanto, de acuerdo a información de la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi), en la región el registro de poblados cercanos a volcanes potencialmente afectados en un radio de hasta 30 kilometros (además polígono de seguridad diametral de 5 kilómetros desde base), considera a Ollagüe, Inacaliri, Ascotán, Talabre, Camar, Soncor, Socaire y Talabre.
Ollagüe
En el pequeño poblado de Ollagüe (282 habitantes), también puede apreciarse a diario la columna de humo surgida desde el volcán (5.868 m s.n.) próximo a la localidad. Desde el municipio local comentan que junto a la Universidad Católica del Norte (UCN) han avanzado en un plan de evacuación para su población.
"Tenemos que retomar ese trabajo con la universidad, porque debido a la pandemia quedó un poco en stand by. Pero dentro de nuestro plan de emergencia está estipulada la evacuación del sector más complejo para nosotros, que es la avenida O`Higgins, junto a la línea del tren", afirma Humberto Flores, alcalde de Ollagüe.
"Sin embargo, en lo que respecta a la habilitación de algún espacio para una eventual evacuación, aún nos falta mucho. Tenemos pendiente la instalación de un albergue en el caso de dirigirnos hacia el sector de Amicha o Cosca", agrega.
Para Paula Zúñiga, egresada de geología que avanza en una investigación sobre educación de riesgo en el Núcleo de Investigación en Riesgo Volcánico Ckelar de la UCN, los habitantes de zonas próximas a volcanes manifiestan inquietud por posibles erupciones. Sin embargo, otro tipo de preocupaciones terminan desplazando estas aprensiones, según comenta.
"Para comenzar un proceso de prevención, lo primero es hacernos conscientes del riesgo. Esto es reconocer cuáles son las amenazas que podrían afectarnos y cuál es nuestro nivel de vulnerabilidad ante estas", precisa.
"A partir de esto son tres los principales factores que tienen un papel importante al momento de mitigar el riesgo. Estos son: Las condiciones de vulnerabilidad de la población; la normatividad en materia de protección civil de la mano de políticas públicas; y la preparación y educación que tenga la comunidad. La educación al ser una medida no estructural, es mucho más rápida y fácil de llevar a cabo para mitigar el riesgo de desastre socio natural, incluso de manera individual. Esto contribuye a tener una cultura de prevención y reaccionar de manera oportuna ante un evento", sostiene Zúñiga.
"Hoy la comunidad está en proceso de la compra de una alarma que se instalará en la caseta de turismo ante cualquier emergencia"
Elisa Sosa, Comunidad de Talabre
"En lo que respecta a la habilitación de algún espacio para una eventual evacuación, aún nos falta mucho"
Humberto Flores, alcalde de Ollagüe