A ti, Cantinera
En medio del desierto, entre el vaivén de los Tamarugos y Pimientos, con el casi inaudible correr del río que acaricia el poblado de San Lorenzo, tierras que fueron bañadas con la sangre heroica de nuestros hombres y mujeres, hoy conmemoramos un año más de su valentía y legado.
La muerte del Comandante Eleuterio Ramírez Molina fue muy sentida aquel 27 de noviembre de 1879, ya que ofrenda su vida incluso mucho antes de que la batalla porque sabía a lo que se enfrentaba. Es así que, entre el furor del combate, reluce su espíritu protector y ordena a sus cantineras a dejar el lugar para salvar sus vidas. Sin embargo, estas, quizás por primera vez, desobedecen a su querido comandante y rehúsan a cumplir lo ordenado. Para ellas era inconcebible abandonar al compatriota herido y si su destino era el mismo que el de Ramírez, lo asumirían altivas y valientes.
Es por eso que hoy te escribo con orgullo a ti Leonor y a ti, Rosa, porque no abandonaron al caído, no se rindieron ante el enemigo, no las ahuyentó el fuego, más lo abrazaron con gallardía e incondicionalidad de mujer.
Te escribo con respeto a ti, Susana, porque soportaste las mutilaciones y torturas con la entereza característica de la chilena, porque la pica de la bayoneta enemiga la hiciste tu trono celestial.
Te Escribo a ti, Dolores, cuya y pena de cuerpo y alma sobrellevaste, cubriendo el primero con un jirón de tus enaguas y el segundo, con el fusil de tu esposo muerto y que lo usaste como estandarte durante la estrépita batalla.
Te escribo a ti, María la Grande, que dejaste tu vida madura para iniciar otra lejos de los tuyos y que en el cumplimiento del deber, fuiste prisionera por el desierto, obligada a iniciar marcha con el corazón partido por ver morir a tu comandante, a tu amigo.
Te escribo a ti, mujer, cantinera, camarada, enfermera y soldado, a la no registrada, la nunca fotografiada, la que regresó sin una pensión, sin grado, sin esposo, hermano o hijo. La sin reconocimiento, la sin tumba, la olvidada, la invisibilizada, la sin monumento…
¡Hoy te canto, te bailo, te honro, te recuerdo, te admiro y te sigo…hoy te escribo porque este será tu DÍA, CANTINERA!.
Ana Olivares Cepeda, Guía de turismo Patrimonial