Migrantes enfrentan difícil escenario en zonas de destino tras dejar albergue en Antofagasta
HUMANITARIO. Las dificultades para hallar empleo debido a la situación migratoria irregular en que se encuentran, ha dificultado la inclusión social.
Las duras travesías de las familias migrantes que pudieron residir por unas dos semanas en el Centro de Primera Estadía de Antofagasta, y que dejaron el lugar hace unas semanas, se ha extendido en sus lugares de destino por las dificultades para hallar empleo debido a su situación migratoria.
El refugio habilitado con recursos del Ministerio del Interior y apoyo técnico de la Seremi de Desarrollo Social, comenzó a recibir a los primeros grupos familiares a inicios de mes. La primera rotación de residentes transitorios se concretó el 12 de noviembre pasado con la salida de un bus rumbo a Santiago. La lista de pasajeros la integraban 40 migrantes, 31 de los cuales formaban parte de los grupos familiares que recibieron ayuda humanitaria en el refugio ubicado en las proximidades de la caleta Coloso.
Según comenta la venezolana Ivon Guzmán (35), tras pasar por el Centro de Primera Estadía para familias migrantes de Antofagasta, hoy junto a su pareja y cinco hijos se encuentra en Viña del Mar. Un destino al que llegó debido a que una hermana ya se había trasladado a la Quinta Región. "Viña del Mar es bonito, pero hace mucho frío", dice a través de un contacto telefónico.
"Estuvimos unos 15 días en el albergue. Fue una ayuda muy importante. Llevábamos unos nueve días durmiendo fuera del terminal de buses en Antofagasta, porque no teníamos dineros ni pasajes para venirnos para acá. Pasar por el refugio de Antofagasta lo sentí como haber estado en familia. Los recuerdo con mucho cariño. Aún tengo contacto con ellos", explica Guzmán, quien junto a su grupo familiar ingresó al país por un paso no habilitado en Colchane, Región de Tarapacá. Su recorrido previo incluyó pasos por Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia.
Inclusión laboral
Para Guzmán una de las principales dificultades que enfrenta en Viña del Mar consiste en las complicaciones para encontrar trabajo por la situación migratoria irregular en la que se encuentra junto a su familia. Un inconveniente que refrenda su pareja Gabriel López Colmenares (34).
"Uno puede encontrar a muchos paisanos míos pidiendo dinero en semáforos, con niños. Yo antes pensaba que era una sinvergüenzura, que se trataba de venezolanos que se dedicaban a pedir dinero en vez de trabajar. Pero la realidad no es así. Muchos lo hacen, o lo hacemos porque también lo he hecho, por no tener un trabajo (…) En todos los lugares que pedimos trabajamos no nos consideran por no tener los papeles al día", explica.
"Sería bueno que hubiera una guía que informara sobre las necesidades de trabajo en algunas regiones y nos entregaran un permiso de trabajo, no una visa de trabajo, sino una autorización para poder prestar algún servicio. Así no habría tanta gente en los semáforos pidiendo dinero o limpiando vidrios", comenta López Colmenares.
En la vivienda que habitan residen 13 personas de su grupo familiar, distribuidas en una habitación ocupada por ella y su hermana, con sus respectivas familias.
"Intentaremos estabilizarnos acá o también consideramos volver a Antofagasta, porque es más cálido (clima) y conozco personas que quizás puedan ayudarme con un empleo", agrega Guzmán.
Falta de vivienda
Un complejo escenario también enfrenta en la ciudad de Curicó, en la Región del Maule, el grupo familiar integrado por el venezolano Juan José Valerio (32) y su esposa Alexandra Vargas (27). Ambos pasaron por el Centro de Primera Estadía de Antofagasta junto a sus dos hijos. "En Santiago no fue fácil, porque las personas que nos iban a ayudar nos dieron la espalda. Nos tocó dormir en la calle con mi familia. Luego nos dirigimos a Curicó. La verdad me ha sido difícil conseguir trabajo por los papeles. Ahorita estoy en la casa de una amiga y me va tocar desalojar el domingo, porque donde nos recibieron era por unos días", dice Valerio, quien también muestra gratitud por la ayuda prestada en el albergue de Antofagasta.
Nueva partida
Desde la Fundación Corazones Unidos comentaron que ayer alistaban la partida del segundo bus con familias de extranjeros que acogió el Centro de Primera Estadía.
Los requisitos para ingresar al lugar consideran formar parte de una familia migrante con menores de edad, que se encuentren en marcha hacia una reunificación familiar en la zona centro sur del país y contar con un test de PCR o de antígeno negativo. "Hemos terminado la toma de antígeno, todo el recinto negativo. Ahora estamos a la espera del bus", explicaba la tarde del viernes, Claudia Abarca, a cargo de la administración del albergue. El nuevo grupo de residentes transitorios que partía rumbo a Santiago lo conformaban 19 adultos y 20 menores de edad.
"Sería bueno nos entregaran una autorización para poder prestar algún servicio. Así no habría tanta gente en los semáforos pidiendo dinero o limpiando vidrios"
Gabriel López, migrante venezolano