Correo
Solo queda esperar
La próxima semana sabremos quién es presidente de Chile, pero ya sabemos quién fue el gran ganador: Franco Parisi. Tan poderoso se ha vuelto que ya se vislumbran cambios en las opiniones de nuestros constituyentes. Partamos por lo obvio: las fuerzas tradicionales de derecha e izquierda son los grandes perdedores. Les fue mal en las elecciones parlamentarias y presidenciales. Quizás el bloqueo de la última década (¿hace cuántos años arrastramos el problema de las pensiones?) y la fragmentación interna de los bloques haga pensar a la ciudadanía que faltan convicciones en el gobierno en vez de negociaciones en la cocina. Mientras las ofertas programáticas de la dupla Frente Amplio-Partido Comunista y el recién formado Republicanos responden al bloqueo, el Partido de la Gente (PDG) se posiciona con una batería de proyectos prácticos. Esta falta de ideología le permite al PDG negociar con ambos lados del espectro, dejándolo en una posición estratégica. ¡Si hasta Giorgio Jackson -generalísimo de Boric- admitió estar conversando con ellos! Mentes bien pensantes han insistido en que el parlamentarismo le haría bien al país, ya que da estabilidad al obligar a izquierda y derecha a negociar con el centro político. Por supuesto, tanta buena intención suponía que ellos mismos pertenecían al centro. Más no; llegada la hora de los que hubo la DC, el PPD, RN y Evópoli se plegaron a su sector sin tener siquiera conversaciones con ambos lados. Mientras las fuerzas de la transición evidenciaban que no son "de centro", el PDG se mantuvo equidistante al inicio. Es decir, en términos parlamentaristas el PDG es el único partido de centro en Chile y por tanto impulsar ese régimen es empoderar al PDG y a Parisi. En contraste, la segunda vuelta ha obligado a los candidatos a buscar al electorado de centro. Lamentablemente hay poco tiempo entre ambas vueltas, por lo que los candidatos se hacen poco creíbles ante la ciudadanía si cambian de posiciones muy rápido y los partidos moderados no tienen tiempo de influir y negociar su entrada al eventual gobierno. En la convención toman nota de estos efectos: la fragmentación en el Congreso arriesga con aumentar las tensiones, impulsar el parlamentarismo es potenciar un concepto de centro que es ajeno a nuestra cultura, y la segunda vuelta instaurada por la dictadura ha sido efectiva en moderar los discursos. Un enredo. En la elección del domingo veremos si Parisi logró endosar sus votos. Bastará con revisar en el norte -tradicionalmente de izquierda y dónde Parisi logró una gran votación- si Kast logra superar a Boric. Si Parisi se transforma en "El gran elector" caerá el apoyo constituyente a un régimen parlamentario, dónde el PDG dominaría
Gonzalo Valdés Centro de Políticas Públicas UNAB
Audiencias públicas
La finalidad de las audiencias públicas de la Convención Constitucional debería ser escuchar, sobre todo a rubros y sectores como los de la economía y el trabajo, que han sido fuertemente golpeados por la crisis social y posteriormente por la pandemia.
Sin embargo, la exclusión de la CPC, el Consejo Minero, varias universidades y expertos en derecho tributario, para exponer en la Comisión de Medio Ambiente y Modelo Económico, entrega una pésima señal, ya que deja fuera a organismos importantes que no solo son un aporte para la economía, sino que también generan centenares de trabajos. Algo que no sobra y que la convención debería darse cuenta y pronto.
Valentina Ramirez H. Economista
Plaza Baquedano
La intervención realizada en Plaza Baquedano, donde se arregló la mitad de la icónica plaza, es una clara muestra de lo que se juega este domingo en las votaciones. Por un lado, vemos la destrucción que por dos años no ha hecho más que acrecentar el temor en la sociedad y ser un símbolo de lo fácil que es destruir algo que con tanto esfuerzo se ha querido construir. Y por el otro, la esperanza de un nuevo Chile que, con mucho trabajo, se puede lograr construir con paz y unidad. Dos caras que este domingo se enfrentará.
Pilar Riesco V. Socióloga
Reflexionar
En Chile se normalizó que un sector político no crea en la democracia e imponga sus ideas por la fuerza. Basta con reflexionar en lo recurrente de la frase: "Si Kast sale presidente, no lo dejaran gobernar"s.
Hugo Muñoz Fundación para el Progreso