"Los atardeceres en Antofagasta son únicos. Me permiten reflexionar"
ANTOFAGASTINIDAD. Diego Valdivia, Universidad del Alba.
Diego Valdivia (27) es asesor de Admisión en Universidad del Alba Antofagasta, Oriundo de Calama, pero radicado hace 20 años en Antofagasta, es un amante de las visitas a la playa y de los atardeceres que entrega diariamente la ciudad.
Valdivia cree firmemente que la cultura medioambiental de Antofagasta tiene que mejorar. Para Valdivia los hogares, universidades y centros técnicos también tienen el deber de aportar a mayor educación y concientización del problema ambiental.
¿Dónde nació y creció?
-Nací en Calama, pero como a los 6 años me vine a vivir a Antofagasta. Fue una decisión que tomaron mis padres, ya que como mi mamá es de Taltal y mi papá de Calama, decidieron emprender camino en una localidad más grande y con mayores oportunidades. La verdad fue una opción tomada con bastante felicidad y amor, más que por el dinero propiamente tal.
¿Cuáles son sus mejores recuerdos de infancia?
-Recuerdo que desde pequeño jugaba mucho a la pelota en la cuadra, a las escondidas o a las pilladas. Compartía bastante con mis amigos, mi hermano y todos los que vivían en el sector, que eran casi de la misma edad. Jugar cuando niño en la cuadra hasta tarde o estar gran parte de la tarde hablando, actualmente ya no se da, es algo que se perdió.
También recuerdo con anhelo las juntas como familias, siempre hemos sido muy unidos. De hecho navidad y año nuevo lo disfrutamos mucho. Pero eso no es todo, porque aprovechamos los fines de semana para vernos, salidas a la playa y comer. Incluso viene a mi mente esas veces que nos dirigíamos al centro, específicamente al Pollo Spiedo.
¿Qué recuerdos le quedan de sus estudio en el Liceo Jerardo Muñoz?
-De aquel establecimiento salí de la especialidad de Venta y Publicidad. Desde entonces, o sea del año 2012, me he capacitado constantemente en esa área, ya sea en venta del comercio, trato con clientes o posibles clientes. Es algo que me gusta y apasiona bastante, es algo que desarrollo con mucho gusto y compromiso.
¿Cuál es su pasatiempo o actividad que le guste realizar?
-Soy amante del atardecer, es algo que me encanta. Los atardeceres en Antofagasta son únicos, lo que me permite reflexionar mucho, caminar en la playa y en la orilla de playa, además aprovecho de respirar, renovar energías, capturar vibras positivas. También dedico tiempo en pasar tiempo con la familia, ya que hace un tiempo no vivo con ellos, sumado al hecho de salir con mi pareja, frecuentar las amistades, leer, cantar y bailar.
¿Algún lugar favorito que tenga de Antofagasta?
-Había un lugar que me gustaba mucho ir pero desde hace un tiempo que ya no lo visito, ya que lo destruyó la marejada. Este sector del que hablo es el faro que está atrás del Mall Antofagasta. Allí existía un sillón donde me iba a sentar, donde aprovechaba de contemplar el mar y los atardeceres, me sentía parte de aquel ecosistema.
¿Cómo diría que afectó la pandemia en su vida laboral?
-Cuando comenzó lo de la pandemia, nosotros realizábamos teletrabajo y fue muy difícil poder entablar conversaciones con personas a través del teléfono. Pero la gente igual estaba consciente de que estamos viviendo tiempos difíciles y de todas formas se daba el tiempo para poder tomar el teléfono.
Si tuviera la posibilidad ¿Qué mejoraría de la ciudad?
-Claramente la zona norte mueve mucho al país, es la billetera de Chile. Pero lo que me gustaría mejorar es el tema de la limpieza de la ciudad, ya que es algo tremendamente importante, específicamente de calles, lugares turísticos, zona costera, plazas, entre otros. Está claro que la cultura de las personas es algo que se debe mejorar ahora, de forma inmediata. Todo esto parte en casa, pero es ahí donde las universidades y centro de estudios, también deben tomar un rol preponderante en ese sentido.
¿¿Algún mensaje o reflexión final respecto a la ciudad?
-Como reflexión decir que Santiago no es Chile, debido a que Antofagasta tiene mucho por dar y entregar. Además decir a todos, que no debemos vivir tan acelerados, tener una vida plena, disfrutarlas.