El perdón del Papa Francisco
"No hay nada más dignificante en el ser humano, que reconocer nuestras faltas y pedir perdón; sólo con paz en el corazón se puede transmitir paz a los demás". Martín Bretón O., Magister en Política Educacional
Pedir perdón es indudablemente, un acto que reviste una grandeza interior innegable, además de un coraje superior. Cuando se pide perdón, estamos después de un acción profunda de conciencia; reconociendo que hemos fallado en algunos de nuestros actos. Quien pide perdón es sin duda un ser humano de excepción ya que vivimos en un mundo en donde equivocarse, en algunos casos, merecería la "pena de la hoguera".
Debemos reconocer que al cometer errores, sólo estamos reafirmando nuestra primera condición de seres humanos, con grandes limitaciones y defectos. Hace poco, nuevamente Su Santidad el Papa Francisco, en un gesto de profunda humildad y reparación, ha pedido perdón por las graves y sin precedentes faltas cometidas por integrantes de la Iglesia Católica, incluso de miembros de la alta jerarquía eclesiástica. De quién por estos días, se cumplen cuatro años de su visita a Chile.
El Santo Padre ha hecho un "mea Culpa" por las graves faltas cometidas, que han dañado profundamente la integridad de miles de personas, a lo largo de la historia. A pesar del dolor sufrido, es innegable que el gesto del Pontífice, nos deja una gran lección de vida; ser capaces de pedir perdón ante nuestras faltas. A menudo e incluso a diario, cometemos errores, grandes o pequeños, pero al fin errores, que si no enmendamos o somos capaces de pedir perdón, sólo terminan por llevarnos por la "calle del dolor", sin vislumbrar alivio para nadie. Cuando somos incapaces de pedir perdón o de perdonar, nos condenamos a un grave resentimiento personal que finalmente nos autodestruye.
El Papa ha pedido perdón por las faltas de años, lo que no quiere decir que se deba esperar tanto en nuestras humanas faltas para reaccionar. Debemos sin duda la capacidad inmensa de conducirnos en nuestra vida con humildad y ante todo con generosidad ante las miserias propias y ajenas. Es una tarea difícil pero no imposible. Con esfuerzo, las personas podemos despojarnos de ese malsano ego, que pretende situarnos equivocadamente en un falso pedestal, sin fundamento alguno y que termina por derrumbarnos para siempre. No hay nada más dignificante en el ser humano, que reconocer nuestras faltas y pedir perdón; sólo con paz en el corazón se puede transmitir paz a los demás.
La autoridad máxima de la Iglesia Católica nos señaló con su gesto, que lo que se busca para alcanzar la reconciliación es saber pedir perdón y perdonar, lo que en ningún caso es sinónimo de impunidad, más aún en acciones que han sido causales de gran dolor a la integridad de tantos.
Perdonar y saber perdonar, dos gestos que nos elevan y nos animan en construir una sociedad más humana y justa, en tiempos tan complejos para toda la Humanidad. Realmente, grandes desafíos para un mundo que debe valorar los grandes principios de una mejor convivencia diaria.
"El que es incapaz de perdonar es incapaz de amar." ( Martin Luther King )