Gestión
¿A cuántos de nosotros, a lo largo de nuestra vida, pero principalmente en el ámbito laboral, nos ha tocado pasar de ser duros críticos de una gestión a asumir esa misma tarea a la que apuntábamos, con el mismo poder de decisión, sacando al poco tiempo varias conclusiones, siendo una de las más repetidas la que dice "otra cosa es con una guitarra?
Un gran desafío tendrá el próximo gobierno, encabezado por el Presidente Boric, para llevar a la práctica (hacer realidad) todas las propuestas que enarboló en las protestas como dirigente estudiantil y luego como diputado.
Luis Enrique Soler Milla
Estado de bienestar
En relación con la interesante columna de Francisco Bartolucci Johnston, publicada el 23 de enero bajo el título "Estado de Bienestar", nos parece de interés copiar algo de lo dicho sobre el tema por el doctor en historia económica y exparlamentario sueco, Mauricio Rojas Mullor.
"Hace unos veinte años se derrumbó el célebre Estado del Bienestar sueco. Tres decenios de expansión estatal sin precedentes habían conducido a un megaestado que gastaba casi dos terceras partes del PIB. Una enorme economía planificada había colocado al sector privado y a la sociedad civil a una situación cada vez más precaria. Los elevadísimos impuestos y los generosos subsidios habían reducido el incentivo al trabajo. Los ciudadanos se habían visto transformados en súbditos de un poderoso Estado que se había asignado la misión de planificarles la vida. En suma, el programa socialdemócrata clásico se había realizado de manera plena y el país terminó derrumbándose: era insostenible tanto económica como moralmente. Todos entendieron que el Estado del Bienestar se había transformado en su peor enemigo. (…) Austeridad, rebaja de impuestos (sobre todo al trabajo), desregulación, colaboración público-privada, competencia, libertad de elección: estas fueron las claves del nuevo modelo sueco, cuyo éxito ha sido extraordinario: Suecia dejó atrás la profunda crisis de los 90 y ahora es uno de los países estrella de la Europa desarrollada: sin déficit público, su crecimiento en el segundo trimestre de 2012 cuadruplicó al de Alemania".
Adolfo Paúl Latorre
Persecución penal
El cuento del tío, nombre popularmente dado a la estafa en Chile, tiene desgraciadamente una larga data en nuestra historia. En la época de la Patria Nueva se detectó que algunos inescrupulosos, haciéndose pasar por funcionarios del Estado, se acercaban a los hacendados e incluso a los pobres inquilinos, para solicitarles ganado caballar para el gobierno. Justiciaban la petición haciendo presente el peligro bélico que vivía el país, ya que pese al triunfo de Chacabuco, gran parte de la zona sur de Chile continuaba ocupada por los realistas, específicamente Concepción, Valdivia y Chiloé.
La preocupación del gobierno era evidente, más aún al detectarse que había reducidores, de hecho, un hacendado patriota que los recibía para uso en su propiedad, por supuesto a cambio de un modesto pago al estafador.
Ojalá la historia sirva de enseñanza para aprender lo manifestado por el mismo O'Higgins en un decreto del 15 de marzo de 1817: "Este desorden se atajará con penas ejemplares cuando se descubran sus autores; cuya indagación se persigue con empeño". El genial chillanejo tenía claro que al existir delitos, había que aplicar todo el rigor de la ley para sancionarlos, algo que no deberíamos olvidar.
Antonio Yakcich Furche Presidente del Instituto O'Higginiano de Rancagua
Acceso a la vivienda
Con más frecuencia, ya que parece ser un fenómeno mundial, aparecen lugares fantasmas de edificios sin gente, deshabitados sin usos aparentes. Esto contrasta con la otra cara, el déficit habitacional. Extraño fenómeno que nos ocupa y nos debiera llevar a revisar con urgencia las políticas públicas relacionadas con vivienda, los planes reguladores y normas asociadas para terminar con la especulación del suelo.
Algo se nos escapó de las manos, nos prometieron "la mano invisible" del mercado que regularía todo de forma maravillosa. Cifras más o menos, impacta conocer que el valor total a nivel mundial de los bienes inmuebles residenciales equivale a 163 billones de dólares, lo que es el doble del producto interno bruto del mundo entero. Esta cifra nos revela que cada vez será más costoso y difícil vivir en una ciudad, a pesar de que se calcula que se sigue incrementando exponencialmente aquello frente a la vida rural o campesina.
Nuestro paisaje costero está destruido por inmensas superficies destinadas a segundas viviendas y seguimos construyendo megaedificios para 200, 300, 500 o más de mil familias, que muchas veces no cuentan con buenas condiciones de habitabilidad y el efecto de sus costos producen hacinamiento y colapsos en sus circulaciones, impactando en su calidad de vida.
Es necesario educar. Ser conscientes de estos problemas y no seguir esperando que alguien lo solucione, necesitamos un Estado y Congreso en que este y tantos otros temas transversalmente relacionados, como el cambio climático, sean prioritarios. La esperanza es que una nueva Constitución considere la forma en como se está construyendo en Chile.
Uwe Rohwedder Gremler Arquitecto y académico UCEN