Profesionalismo Político
Dra. Francis Espinoza F. Académica UCN
En 1963, Scott Cutlip y Allen Center publicaron el libro Relaciones Públicas, en el cual describen la micro-teoría de los Círculos Concéntricos, algo muy parecido a la versión que nos había entregado el presidente electo Gabriel Boric a través de sus 'anillos concéntricos'. En ambas definiciones, el centro siempre es político y de toma de decisiones, incluso los autores estadounidenses le denominan a éste la médula ideológica, pues es donde nacen y se desarrollan las grandes ideas y los cambios. El resto, la periferia sólo tendría el rol de difusor de los conceptos del círculo hermético.
Sin embargo, al parecer, esta metodología chocó con la real politik y se debieron equilibrar las fuerzas políticas en la segunda línea (subsecretarías) para dejar contento al 'Leviatán' del Partido Comunista y a otros conglomerados recelosos de perder el poder como Revolución Democrática y Convergencia Social. En la pasada, también como pesca de arrastre alcanzaron cupos los partidos Comunes, la Federación Regionalista Verde Social, el Partido Radical y el Partido Liberal.
En estas condiciones, el ejercicio del poder se vislumbra como difuso y hasta líquido (Zygmunt Bauman, 1999), aun cuando si se sigue la lógica concéntrica, es en el círculo de hierro donde se 'cocerían las habas'. Un aspecto relevante es que la social-democracia sigue ganando terreno en el nuevo gobierno, mientras que la preocupación fundamental en los círculos políticos es que llegará un gabinete muy academicista donde "sobran doctorados" (EMOL, 02/02/2022), y se pierde el contacto y la percepción de la realidad, pues a los/as académicos/as nos faltaría calle (Quinzán en El Conquistador, 02/02/2022). A este fenómeno, la teoría lo llama la profesionalización de la política.
El profesionalismo político según el catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Salamanca, Manuel Alcántara Sáez se debe a dos razones fundamentales, el desarrollo del concepto profesión en el mundo del trabajo y el avance de las democracias representativas en sociedades con menos jerarquías políticas. Si bien el próximo gabinete constituye un recambio de las élites políticas, todavía la sociedad chilena está lejos de alcanzar niveles europeos o nórdicos de cohesión social y las zonas de privilegio también rondan a los/as ministros/as y subsecretarios/as designados/as. Por ejemplo, la mayoría de ellos/as vienen de instituciones centralistas como la Universidad de Chile y la Pontificia Universidad Católica. Tampoco se visualizan muchos postgrados lejos de 'yanquilandia'.
Por otro lado, tampoco se aprecia un real proceso de descentralización en las elecciones de cargos. De hecho en los gobiernos donde más estuvieron presentes las regiones fueron en Patricio Aylwin A., con un 35%, Eduardo Frei R., con un 45%, Michelle Bachelet 1, 50% y Bachelet 2, con un 48% versus el gobierno entrante con sólo un 29%. Respecto a las profesiones más recurrentes en ministerios y secretarías, se avanza en el nuevo gobierno hacia las áreas de las ciencias sociales, pero se insiste en medicina, economía, abogacía e ingeniería.
Se reconoce el puzle político que debió sortear Gabriel Boric para establecer las designaciones, equilibrando fuerzas políticas, perfiles técnicos y experticias compatibles con los cargos, pero aún se extrañan procesos más objetivos de alta dirección pública. El profesionalismo mal entendido hace pensar en la existencia de carreras longevas que moldean los estereotipos básicos de la representación política, y hace posible que la misma se convierta en una actividad de por vida. Aquí, la política se conjuga sobre la base de las dos premisas de Max Weber (La Política como Vocación, 1919), vivir 'para' la política' y vivir 'de' ella.
Así, tendremos un gabinete fresco y joven, muy parecido al de Patricio Aylwin con un rango de edad de los 50, y menos juvenil que el de Bachelet 2 (40-49 años), centralista y con profesionales tradicionales en el ejercicio del poder en el país. De seguro nos encontraremos con un gobierno que defenderá a ultranza su programa de gobierno y luego su legado, surfeando las decisiones entre crisis y crisis, y que sólo podrá cumplir con un mínimo de expectativas proyectadas, una especie de gobierno de transición le han llamado. Si este Ejecutivo no logra equilibrar las fuerzas políticas y manejar los disensos, pasará de ser un poder inclusivo con lo diverso a una bolsa de gatos. Esperamos que el gabinete regional mejore los grandes detalles que hasta ahora nos muestra la futura Moneda.
"Se reconoce el puzle político que debió sortear Gabriel Boric para establecer las designaciones, equilibrando fuerzas políticas, perfiles técnicos y experticias compatibles con los cargos, pero aún se extrañan procesos más objetivos de alta dirección pública".