"Benedetta", la monja que revolucionó a su convento
Paul Verhoeven ("Robocop", "Bajos instintos", "Elle") regresa a las salas chilenas con una película basada en la monja mística Benedetta Carlini. Un show efectista para espantar a los más recatados.
El motor de la obra del cineasta holandés Paul Verhoeven es la provocación. Desde sus primeros años ("Delicias turcas"), pasando por la etapa hollywoodense ("Robocop", "Bajos instintos") hasta su renacimiento en Francia con "Elle". Ahora regresa con "Benedetta", largometraje disponible en la cartelera chilena tras su estreno en Cannes. Está basada en un libro de Judith C. Brown sobre la fascinante figura de Benedetta Carlini, una monja mística lesbiana que vivió en la Italia de la Contrarreforma.
La película ha sido defendida por su autor como una recreación leal a los hechos históricos. Si bien todas sus obras tienen un trasfondo discursivo, no podemos privilegiar al Verhoeven "pensador" por sobre su condición de "entertainer" de grueso calibre, especialista en cócteles cargados de sexo y violencia.
Aunque en sus entrevistas él trate de elevar el contenido de "Benedetta" -respaldado por el siempre eficaz comodín de "basado en hechos reales"-, la cinta remite en el fondo a las efectistas películas de claustros religiosos femeninos que proliferaron en el cine europeo de los años 70. El subgénero -vinculado al cine B- se conoce, de hecho, como "Nunsploitation" (nun significa monja) y se alimentaba más de los golpes de efecto que de la necesidad de reflexionar sobre la espiritualidad o extender alguna crítica legítima a las instituciones religiosas.
El nivel de la factura podría hacernos pensar, en los primeros minutos, que estamos ante un sofisticado drama de época. Vemos cómo una pequeña Benedetta es conducida al convento de Pescia. La niña asegura que está iluminada y puede hacer milagros. Tras un incidente en el camino que aporta la primera marca de Verhoeven, es recibida por la madre superiora (Charlotte Rampling), quien desconfía de sus poderes. Entonces, el director hace lo que esperábamos: salta 18 años en la historia para presentar a una Benedetta carismática y atractiva (Virginie Efira) que sigue siendo considerada por buena parte de su entorno como una "iluminada". El ingreso al convento de Bartolomea (Daphne Patakia), una joven de mala vida con actitud desafiante, complicará las cosas. Desde entonces se instalará la pasión pero también la sed de poder de una Benedetta que llevará su misticismo hacia la tragedia. Un detalle curioso es que todo esto transcurre en tiempos pandémicos (la película fue concebida antes del covid-19) cargados de miedo, paranoia y muertos.
De Verhoeven se pueden esperan excesos y exageraciones. En "Benedetta" van en ascenso hacia un final violento que, en términos cinematográficos, es un caos bien orquestado por un cineasta que sabe cómo jugar. Quien se sienta ofendido, o se dedique a remarcar las inverosimilitudes del filme, estaría un poco fuera de lugar. Porque el cine del holandés es un espectáculo efectista -y finalmente ingenuo- que no teme en caer en el mal gusto ni acoger los mecanismos del cine B para lograr su cometido. El problema de este tipo de apuestas es que duran poco. El nivel de provocación de "Benedetta" es proporcional a su caducidad.
la película "Benedetta" del holandés Paul Verhoeven se basa en la historia real de la monja benedetta carlini.
En resumen
El director cuenta con 17 largometrajes.
Por Andrés Nazarala R.
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