Evaluación del Gobierno Regional
La falta de obras de alto impacto y el daño respecto a casos de corrupción y narcotráfico parecen ser juicios unánimes entre actores políticos. El estallido social y la emergencia sanitaria, fueron fenómenos que pusieron a prueba la capacidad del Estado construido en los últimos 30 años.
Quizás una de las criticas políticas más reiteradas, luego del triunfo de Gabriel Boric en diciembre pasado, es la idea de abandono de, por decirlo algún modo, cierto relajo de deberes por parte del Gobierno Central y Regional. Para ejemplificarlo, añaden los críticos, apuntan al manejo de la crisis migratoria, el aumento de hechos graves de seguridad pública y del creciente número de contagios por la pandemia.
Lo anterior no extrañaría si proviniese solo del sector opositor al oficialismo por cuanto el cuestionamiento a quien detenta el poder es parte de sus tareas consuetudinarias. Sin embargo, da la impresión que la inminencia del cambio de administración y sobre todo la serie de dificultades que acompañaron la gestión regional del Gobierno, dieron pie para que ese juicio resultara aún más crítico por parte de fuerzas políticas que conforman la actual coalición de gobierno.
Cabe recordar que desde el inicio de la actual administración regional generó vedados desacuerdos a la conformación del primer gabinete. Casi sin contrapesos, esa configuración estuvo marcada por la presencia de personeros cercanos a la diputada RN, Paulina Nuñez.
Los problemas de esa instalación se extendieron durante todo 2018. La poca experiencia en administración pública generó grandes contratiempos, que se reflejaron, particularmente en la gestión de la ejecución presupuestaria. Un problema que nunca terminó resolviéndose en casi cuatro años de gestión.
Por ello los aliados opositores remarcan la falta de obras públicas relevantes que dejaran el sello de la coalición de derecha. Por el contrario, señalan los consabidos problemas en la asignación de recursos a empresas exprés o casos como el "Narcofuncionario", que terminaron con investigaciones del Ministerio publico, aparecen como parte importante del legado.
Cualquier juicio crítico sin embargo, no puede obviar los dos hechos que condicionaron la agenda del ejecutivo por casi dos años; por su magnitud y envergadura, el estallido social y la emergencia sanitaria, fueron fenómenos que pusieron a prueba la capacidad del Estado construido en los últimos 30 años y tensionaron a toda la institucionalidad vigente.
Que parte importante de quienes empujaron por ese segundo gobierno de la coalición miren con recelo y se desentiendan de lo obrado , no significa el fracaso de la apuesta, ni el triunfo de ideas mejores, solo demuestra la necesidad de mejorar el guión y los intérpretes de nuestra escena política.