Hacia una sociedad más justa
En estos momentos, los esfuerzos por lograr una equidad de género están en sus máximos históricos. La mayoría de las empresas, gobiernos y organizaciones de la sociedad civil están adecuando sus objetivos y valores en esta línea, además de hacerlos parte de la conversación diaria.
Según la última medición del Índice de Equidad de Género de Bloomberg de 2022, que incorpora a 418 empresas a nivel internacional con un fuerte enfoque en proporcionar equidad de género y un entorno de trabajo inclusivo, Latinoamérica fue la región que más avanzó en el pilar de liderazgo femenino, con un 21%.
Al mismo tiempo, el tercer reporte de indicadores de género en las empresas en Chile 2021 reportó un leve aumento de la participación femenina en empresas del país, el cual pasó de 40,2% en 2020 a 40,7% el año pasado, mientras que en el caso de los directorios subió de 10,5% a 12,7%.
Este foco en la equidad de género en las empresas y en el ambiente laboral viene en un muy buen momento, luego de que muchas compañías a nivel mundial se dieran cuenta del impacto desproporcionado que tuvo la pandemia por covid-19 sobre el trabajo femenino.
Mirando a futuro, ya se puede observar un cambio en las nuevas generaciones. Distintas organizaciones estamos trabajando en una educación para niños y niñas libre de estereotipos de género, de prejuicios o de roles socialmente impuestos. De esta manera podremos crear una sociedad más justa, igualitaria y equitativa para todos.
La igualdad de género es un derecho de todas las personas y uno de los grandes desafíos que se está enfrentando a nivel mundial. Y aunque aún haya mucho trabajo que hacer, por lo menos, ya están sentadas las bases tanto en el ámbito público como privado, desde donde podríamos conseguir avances consistentes durante los próximos años.
Alejandra Fuenzalida Directora Ejecutiva de United Way Chile
Cambios posibles de realizar
El Día Internacional de la Mujer es una instancia para reflexionar sobre la necesidad de avanzar hacia una mayor equidad de género y que se dé la tan imprescindible igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.
La inclusión de género forma parte de la razón de ser de las cooperativas y de sus principios y valores. De hecho, si nos remontamos a años anteriores, en 1769 surgió en Escocia la primera cooperativa creada por mujeres, llamada "Las Hilanderas de Fenwick".
Actualmente, en Chile un 50,6% del total de los socios de las cooperativas son mujeres, porcentaje que se ha visto incrementado durante los últimos años. También encontramos cooperativas compuestas exclusivamente por mujeres, como Mujercoop.
En la Ley General de Cooperativas se contempla que los órganos directivos deben estar compuestos por mujeres y hombres en la misma proporción que las bases de sus asociados. Esto ha permitido que hoy el 35% de los puestos de alta dirección sean ocupados por mujeres.
Las cooperativas demuestran que hoy más que nunca estos cambios son posibles. Unidos podemos implementarlos para avanzar hacia una sociedad más inclusiva y con mayores oportunidades para todos.
Jimena Muñoz Directora Ejecutiva de la Asociación Nacional de Cooperativas de Chile
Deconstrucción y sororidad
Se vive una nueva conmemoración del Día Internacional de la Mujer entre tiempos convulsionados que urgen por transformaciones sociales profundas que acaben con las desigualdades y estereotipos de género que continúan violentando a mujeres y niñas, jóvenes y adultas, que no tienen el privilegio de escribir estas palabras.
No podemos seguir diariamente contando las cifras de quienes mueren en manos de sus agresores, de quienes no tienen la oportunidad de estudiar o de quienes continúan desarrollando trabajos informales, que precarizan sus vidas y las de sus hijos e hijas. Debemos denunciar a una sociedad que mandata e insiste en que el cuidado es femenino, que condena a las mujeres y madres solteras, más no a los hombres y padres ausentes. Especialmente cuando la jefatura de hogar femenina alcanza a más del 40% de los hogares en Chile, feminizando no solo los cuidados, sino también la pobreza.
Precariedad, fragilidad, vulneración, subordinación, son vivencias reales y no solo acepciones con que se categorizan las historias de vidas de muchas mujeres. Es tiempo hoy, no mañana, de fisurar y romper el triste legado con que nos aprisionan el patriarcado y la masculinidad hegemónica.
Entonces, que el 8M sea un día para deconstruir los privilegios de género, para sororizar y para resistir entre todas y por todas. Ya lo decía Simone de Beauvoir, "no se nace mujer, se llega a serlo", es decir, ser mujer es una construcción moldeada y performada por la cultura y la sociedad a través de normas y discursos reguladores de género que privilegian lo masculino y subyugan a las mujeres. Pero si esa construcción nos oprime, nos limita y nos violenta, es hora de desmontarla y deconstruirla.
Verónica Rubio Aguilar Directora de carrera Trabajo Social, U. Santo Tomás, Viña del Mar