Impresiones de un viaje XV
Carlos Tarragó , Presidente Corporación Proa
Aunque con mi esposa ya habíamos visitado la Laguna San Rafael en un recorrido por la Carretera Austral, nos entusiasmaba acceder a ella a través de las vías marítimas australes. Algunos amigos compartían el mismo interés e iniciamos el viaje a fines de semana pasada. Antes unas aclaraciones: la citada laguna no es de agua dulce, es una cabeza de mar y los atractivos que constituyen la travesía son, el glaciar del mismo nombre y los témpanos.
Iniciamos el periplo desde el terminal Skorpios de Puerto Montt, donde cientos de gaviotas parecen otorgar una bienvenida al viajero. En el recorrido visitamos una serie de apacibles poblados, como Mechuque, una caleta de pescadores y de artesanas de lana; Puerto Aguirre, con un sendero turístico que caracolea por un bosque de especies autóctonas y Dalcahue, un ordenado pueblo de casas típicas con tejas de alerce de llamativos colores. He dejado para el final de este recuento a Quitralco, localidad con termas de propiedad de la compañía naviera. El día que la visitamos mostraba nubes que se arrastraban por los prados. Las aguas del fiordo estaban tan calmas que parecían espejos, reflejando todos los elementos que lo circundaban, mostrando un paraje con una flora espesa constituida por canelos, arrayanes, coihues, nalcas, helechos, fucsias, etc., que componían un escenario de un verdor espectacular, simplemente una postal de la naturaleza austral en su máximo esplendor.
Atravesamos territorios de la desaparecida etnia de los Chonos, cuyo alimento se basaba en productos del mar. Los hombres cazaban lobos marinos con arpones hechos de costillas de ballenas varadas y las mujeres buceaban tras bivalvos como machas, almejas, choritos y otros. Fabricaban sus canoas donde transportaban a toda su familia e incluso cocinaban en ellas.
Antes del cruce del golfo Corcovado siempre surgirá la pregunta ¿nos moveremos mucho? Atravesarlo demanda tres horas y normalmente se hace de noche, acompañado de un bamboleo tipo sismo de 5-6 grados Richter.
La fauna nativa austral es variada, destacando el cormorán, la foca leopardo, el pingüino magallánico, el caucau, el pato vapor, etc.
Lo ideal es visitar el glaciar en un día nublado, ya que en éste los témpanos irradian, aparte del blanco, otros colores, como distintos tonos de celestes, azules hasta verdosos. Con un poco de imaginación se pueden descubrir innumerables figuras. Los glaciares en los últimos tiempos se han ido retirando, en especial debido al calentamiento global. El San Rafael no escapa de este fenómeno. Una marca en una roca indica su límite a 1978. A simple vista se aprecia que su frente ha disminuido varios cientos de metros. Ahora, servirse un whisky de 12 años se saborea distinto con hielo milenario. En resumen, el viaje refuerza el concepto de que Chile, como territorio, posee una naturaleza variada e interesante de conocer.