Agencias
El líder de la autoproclamada República Popular de Donetsk, el jefe miliciano prorruso Denis Pushilin, anunció ayer un recrudecimiento de los ataques en el campo de batalla en el este de Ucrania durante los próximos días luego de la captura del puerto de la estratégica ciudad de Mariúpol.
"Consideramos necesario intensificar la marcha de la operación de liberación" del Donbás, señaló a la televisión rusa.
Por su parte, el líder de las milicias locales, Eduard Basurin. rotuló la situación en Donetsk como una "guerra por la supervivencia. Tenemos muchas destrucciones. No cesan los bombardeos de barrios residenciales, localidades pobladas".
Pushilin aseguró que esa medida es necesaria debido a la "compleja situación de la gente", así como por las "acciones provocadoras del régimen de Kiev", al que responsabilizó del ataque con misiles del viernes contra la estación de trenes de Kramatorsk, ciudad controlada por el Ejército ucraniano, donde murieron 57 personas.
Las palabras del líder prorruso fueron confirmadas por el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, quien advirtió de esta ofensiva "aún más grande" en el este del país. "Las tropas rusas pasarán a una ofensiva aún más grande en el este de nuestro país; pueden utilizar contra nosotros más misiles y más bombas aéreas. Pero nosotros nos estamos preparando para esas acciones y vamos a responder", señaló.
"Vemos la concentración de tropas y de equipos en el este y el sur de nuestro país. Sabemos qué es lo que quieren hacer y entendemos que de la velocidad del envío de ayuda, sobre todo la de EEUU, dependerá si podremos resistir o no", dijo el mandatario a la cadena CNN.
Por su parte, el vocero del ministerio ucraniano de Defensa, Oleksandr Motuzyanyk, afirmó que Rusia "ha finalizado casi su preparación para un asalto en el este. El ataque empezará muy pronto".
Los rusos intentaron tomar la ciudad de Severodonetsk, en la región de Lugansk, pero sin éxito según Kiev, y en la de Donetsk "realizan operaciones de asalto en algunas zonas de la ciudad de Mariúpol", señaló el Estado Mayor ucraniano.
Mariúpol
Los combates en Mariúpol se centraron en las áreas de la planta siderúrgica de Azovstal, que aún controlan los ucranianos, y en el puerto marítimo, que, según los prorrusos ya se encuentra bajo control separatista.
"Respecto al puerto de Mariúpol, está ahora bajo nuestro control", dijo Pushilin, mientras que el Instituto para el Estudio de la Guerra sostuvo que las fuerzas rusas ganaron terreno en la ciudad en las últimas 24 horas y reforzaron las operaciones a lo largo del eje Izium-Sloviansk, clave en la futura ofensiva del Donbás. Según el instituto con sede en EEUU, Mariúpol está dividida ahora en dos.
A su vez, una unidad del Ejército ucraniano advirtió que se acerca "la última batalla" en la devastada ciudad en el sureste del país. "Hoy probablemente será la última batalla, ya que se nos acaban las municiones. Luego solo queda el combate de cuerpo a cuerpo. Será la muerte para algunos de nosotros y el cautiverio para otros".
Los militares de la 36 Brigada recordaron que llevaban qyer 47 días defendiendo Mariúpol "con dignidad y haciendo lo imposible", pero "todos los recursos tienden a escasear".
Por otro lado, las fuerzas rusas aseguraron ayer haber destruido equipos e instalaciones militares tanto en el este como en el sur de Ucrania.
Kremlin vs. borrell
Una de las más castigadas en el este de Ucrania corresponde a la región de Járkov, que fue bombardeada en 66 ocasiones en las últimas 24 horas del día de ayer, en unos ataques que causaron al menos 11 muertes y 14 heridos, según reportó el jefe de la Administración Militar Regional, Oleg Siniegubov. "Los rescatistas tuvieron que extinguir incendios en casas, almacenes y otras instalaciones de infraestructura civil", sostuvo.
El alcalde de Járkov, Ihor Terekhov, reportó que los ataques han dañado 1.617 edificios.
Por otra parte, ayer el Kremlin salió al paso de las palabras del alto representante de la Unión Europea (UE) para la Política Exterior, Josep Borrell, quien dijo que este conflicto "se ganará en el campo de batalla".
El ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, dijo que Borrel "cambia severamente las reglas del juego con sus declaraciones sobre Ucrania". Agregó que es "un giro muy grave" en la política de la UE "que no tiene que ver solo con Ucrania, sino con el hecho de que trataron de convertir a ese país en punta de lanza para el aplastamiento definitivo de Rusia".
Asimismo, Moscú rechazó un eventual ingreso de Finlandia y Suecia en la OTAN : "No contribuiría a la seguridad" en el continente europeo.
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