Convención: las policías como instituciones civiles
"El afán destructivo hacia nuestra historia institucional por parte de los convencionales es un hecho".
El viernes pasado la Comisión de Sistema Político de la Convención Constitucional aprobó -en particular- una nueva norma que busca que las policías sean "instituciones civiles de carácter centralizado" (Art. 93), es decir dejarían de ser militarizadas y se convertirían peligrosamente en organismos de carácter político. Con peras y manzanas, seremos testigos del fin de Carabineros y la PDI.
¿Qué pretenden los convencionales aprobando esta norma? Más allá de desmilitarizar Carabineros, se perdería el sentido de cuerpo uniformado, disciplinado y jerarquizado.
¿Cómo enfrentaremos la delincuencia a partir de fuerzas de orden que responderán al Gobierno de turno? ¿Cuál será la formación profesional? ¿Dónde quedará la trayectoria de Carabineros y la PDI? ¿Qué pasará con el descontrol del narco terrorismo en el sur? Hay muchas más preguntas que respuestas.
Esta votación da cuenta del accionar errático que tiene la Convención, porque no hay dudas de que necesitamos policías altamente capacitadas para enfrentar el aumento sostenido de la violencia e inteligencia policial para frenar al crimen organizado, pero de ahí a su eliminación hay un gran paso.
Borrar de un plumazo a ambas policías es desconocer el trabajo realizado por años de instituciones profundamente arraigadas en el colectivo, que más allá de las crisis de confianza, gozan de una alta reputación por parte de la ciudadanía, especialmente, en los momentos más difíciles, como terremotos, inundaciones, entre otros.
El afán destructivo hacia nuestra historia institucional por parte de los convencionales es un hecho.
No hay peor ciego que el que no quiere ver; ambas policías deben procurar mejorar sus procesos, perfeccionar a sus funcionarios, alimentando - por ejemplo - su experiencia con el avance de otros países prósperos en el control del orden público y la seguridad, siempre de cara a la ciudadanía. Eso sigue siendo una deuda pendiente, pero no caben aquí ni refundaciones ni cancelaciones.
La convención ha demostrado desde su inicio una falta de respeto hacia los símbolos patrios, a la institucionalidad y a los valores democráticos, pero no tan solo eso, ha pasado por encima de la voluntad popular, echando por tierra iniciativas ampliamente apoyadas por la ciudadanía, como la de la inexpropiabilidad de los fondos de pensiones.
El plebiscito de salida está a la vuelta de la esquina y debemos votar en consecuencia con las necesidades de las personas. Las encuestas demuestran el crecimiento sostenido del rechazo a una nueva constitución, que responde a la caída de la confianza en el proceso por la seguidilla de errores y falta de conexión de los convencionales con la gente.
Si muchos se inclinaron por el apruebo con la idea reformista de mejorar la calidad de vida de los chilenos, a estas alturas, no cabe la menor duda que el remedio puede ser peor que la enfermedad. Esta última chambonada de los constituyentes respecto de la eliminación de las policías no hace más que sentar una duda razonable sobre el destino de la constitución.
José Miguel Castro
Diputado Comisión Seguridad Ciudadana