El Resplandor
"Si uno observa bien, pocos actores del mundo universitario, cuando salen de este, existen con la misma fuerza fuera de una universidad".
Una categoría que pasó a través las gotas de las criticas durante y después del estallido social es el mundo académico y funcionarial. Y si podemos reconocerle por lo menos una virtud a la Convención Constitucional, es el hecho que esta permitió confrontar, a través personaje como J. Bassa o F. Atria, la figura del académico/intelectual al desempeño político "real" y por rebote a los aconteceres del mundo de todos los días.
De hecho, si uno observa bien, pocos actores del mundo universitario, cuando salen de este, existen con la misma fuerza fuera de una universidad. O adquieren el mismo prestigio. Paralelamente, muchas veces, las universidades, y no solo en Antofagasta, se han transformado en cementerios de elefantes de personajes con ambiciones políticas frustradas por la crudeza de las urnas; esta característica solo respondiendo a una lógica de poder, para nada educativa.
En el área jurídica, pasa algo similar. Pocos grandes abogados trabajan en las universidades, porque no les es rentable. Él que realiza una carrera en lo jurídico gracias a una "U" estatal, perfeccionándose a través de los fondos de esa misma Universidad; que fueron en un momento muy generosas, pagando hasta clases de idiomas para que unos vayan a titularse al extranjero, manteniendo 4/5 años los sueldos de esos funcionarios estando afuera; una vez doctorado, hacen carrera dentro de la misma U, y no obligatoriamente en lo académico, sino en lo administrativo interno. La retribución a la comunidad ahí ha fallado, de la misma manera que falla con el ámbito de la vinculación con la sociedad regional, en general, y no solo en este caso preciso con el mundo judicial, sino también en ingeniería, departamento de educación, u otros de estudios. Hoy, por ejemplo, la Universidad de Antofagasta (UA) no está orgánicamente ligada con el territorio al cual pertenece, ni con sus habitantes. Y eso es un drama cuando uno se reivindica regional. Esta se aparenta más bien a una plataforma suplementaria; política, de gestión, de negocios; de lo que sea, pero no es el corazón de un "cuerpo regional", articulado, y eso que podría perfectamente serlo.
Pero, hay un área donde la universidad estatal debe imperativamente jugar un rol primordial. Diría irónicamente que podría fracasar en todo lo otro, salvo en esto. Es en el terreno de la salud, sobre todo si consideramos dos cosas. Primero, la caótica y poco optima situación del Hospital Clínico Universitario; y luego, el decisivo aporte que puede realizarse acá, y no solo a nivel de entrega de servicios sino también en la creación de profesionales de la salud proveniente de la misma zona de la cual Antofagasta es la capital. Todo el norte de Chile. La salud es el tema de hoy pero también el de mañana.
Ya que hoy se elige un nuevo/a Rector/a en la UA, es útil recordar que hace, muy poco, un candidato a alcalde utilizó un eslogan según el cual "la Perla volvería a brillar", para, posteriormente, darnos dramáticamente cuenta que, en la realidad, era solo un discurso vacío de todo significado. Hoy, quizás, la letra del coro del himno de esa institución toma aún más fuerza para quien aspira dirigir a ese gigante:
"Canta el mar, responde la montaña; luminosa presencia del norte;/ Universidad de Antofagasta, vibra el himno que canta tu nombre."