Libro revela la música que escuchaban los famosos al morir
SELECCIÓN. Personajes van de Saddam Hussein a John Lennon y el común denominador, dice su autor, "es el consuelo".
Efe
Que Sadam Hussein culminó sus días previos a ser ejecutado disfrutando de "My Life" de Mary J. Blige o que Paul McCartney y Yoko Ono al menos coinciden en señalar un tema de John Lennon como su favorito son algunos de los hallazgos en los que se detiene y recrea el último libro del escritor Máximo Pradera.
"Están tocando nuestra canción. La madre de todas las playlists. Músicas para una isla desierta" (Libros del Kultrum) es el larguísimo título de esta obra que ya está en el mercado y revela las escuchas fetiche de personajes tan variados como Adolf Hitler, Francisco Franco o Lenin, así como de Sophia Loren o Almudena Grandes.
"Lo más destacable es que hablo de gente muy famosa, de Joan Báez a Paul McCartney o Cat Stevens, hablando de piezas de música que les emocionan y de por qué les emocionan", explica su autor, quien destaca que "el común denominador es el consuelo".
Música y emociones
Así, relata cómo Isabel Allende se sumergió en "Greensleeves", la pieza new age que escuchaba una y otra vez su hija Paula hasta su muerte por porfiria.
Podría haber escrito sobre "300 o 400" personajes, pero decidió limitarse por un lado al criterio de la paridad: se centró en 12 hombres y 12 mujeres, algunos de ellos ídolos suyos, como es el caso de Patricia Highsmith o Lauren Bacall.
El otro argumento para centrar su atención fue que las canciones con las que cada uno de ellos se iría a una isla desierta "tuviesen mucha historia detrás", como es el caso de la citada "Greensleeves", que parece que fue concebida por el mismísimo Enrique VIII para engatusar a María Bolena.
Pradera aprovecha el renombre de los protagonistas de su libro para abundar en el análisis musical y explicar, por ejemplo, trucos por los que determinadas secuencias de acordes consiguen provocar qué emociones.
Canciones favoritas
Por qué la intro de "Carmina Burana" de Carl Orff suena tan terrible o por qué Frank Sinatra no se controlaba al evidenciar que odiaba uno de sus mayores éxitos, "Strangers In The Night", son algunos de los relatos en los que se recrean estas páginas.
Esa fue la canción que acompañó a menudo a Sadam Hussein, que solía bailarla junto a alguno de su concubinas al atardecer en su palacio en Bagdad, según cuenta el autor, que relata sus días previos a la horca escuchando "My Life" de Mary J. Blige.
A la hora de ilustrar el poder de la música, "capaz de unir a gente" de toda índole en tiempos en los que "la política hace todo lo contrario", Pradera trae a colación un ejemplo claro en el que se detiene en esta "playlist" heterogénea: hasta McCartney y Yoko Ono encontraron un punto de acuerdo en sus vidas y fue su amor por "Beautiful Boy" de John Lennon.