Atención política
Dra. Francis Espinoza F. Académica UCN
En la charla "Clics contra la humanidad" (Puerto de Ideas Antofagasta, 23/04/ 2022), el ex-estratega de Google, James Williams, expuso su tesis sobre la 'Economía de la Atención' impulsada por las redes sociales y su impacto en las conductas humanas. Así, las campañas tecnológicas exacerban la necesidad de atención constante del ser humano, casi como un/a bebé de pecho que busca el interés sistemático de su madre a través del llanto y otras manifestaciones emocionales. Éstas últimas son bien descritas por el profesor de la escuela canadiense de la comunicación, René Jean Ravault (1980), como 'redes de coerseducción'. En palabras de Ravault, la comunicación oscila entre prácticas coercitivas de dominación ('obediencia y mandato' en Humberto Maturana, 1984), y seducción (o persuasión en Kathleen Kelley Reardon, 1981).
Los/as 'attention seekers' están en todos lados, y algo que nos parecía más bien un grave problema de autoestima, se convierte en la norma que guía el accionar político de la ciudadanía y, al mismo tiempo, de la institucionalidad. En resumen, todo el mundo quiere y espera algo de los/as otros/as. En su Teoría Social Cognitiva, el psicólogo canadiense Albert Bandura (2008) define la atención como aquel contenido selectivo que el emisor muestra con relevancia, atractivo y entrega un valor de incentivo. En el receptor, en cambio, prevalecen sus preconcepciones y valores de preferencia. Es decir, así como Humberto Maturana señala que "todo lo dicho es dicho por alguien" (1997), este biólogo chileno asegura además que somos responsables de lo que decimos, pero irresponsables de lo que otros/as oyen. En la atención, una cosa es lo ofrecido y otra el interés puesto (o no) en aquello que se ofrece y el (in) cumplimiento de lo esperado.
Si bien en la columna anterior me refería a las expectativas de la gente (El Mercurio de Antofagasta, 24/04/2022) como instrumento político que guía los afectos y las preferencias políticas, el otro lado de la moneda es de qué manera la insaciable búsqueda de atención por parte de la ciudadanía y su escaso valor en quienes nos gobiernan va generando un sentimiento que James Williams (2021) identifica como rabia y desencanto. Se podría nombrar una serie de acciones que los/as ciudadanos/as usan para llamar la atención de sus gobernantes entre manifestaciones sociales, desaprobación y desinterés en las urnas electorales e incluso violencia explícita, lo cierto es que la acumulación de expectativas no satisfechas van desencadenando catarsis como el Estallido Social.
El caso de la movilización de camioneros entre Iquique y Puerto Montt da cuenta de la necesidad de hacerle 'gallitos' a la autoridad con un pliego de peticiones que va de 'pe a pa', y que sólo consiguió la presentación de nueve querellas por ley de seguridad del Estado en Antofagasta, Coquimbo, Maule, Los Lagos y Magallanes (Diario Financiero, 27/04/2022). Aun así, el gremio movilizado amenazó (coerción) con no deponer el paro. No es el grupo independiente que hizo bloqueos en las rutas 5 a la de Paine al principio de la semana, sino más bien una nueva agrupación que nació después del homicidio del conductor antofagastino Byron Castillo Herrera (T13, 26/04/2022).
Por otro lado, la institucionalidad política también exige de sus gobernados/as el interés permanente y diría incluso la aprobación enfermiza hacia un programa de gobierno, un legado, un liderazgo, o simplemente el triunfo de un conglomerado político. La problemática que se viene observando en todos gobiernos, incluyendo el actual, es que en la necesidad de llamar la atención se han convertido en aquel jugador irlandés con más autogoles (12) a su haber, Richard Dunne (Everton, City, Aston Villa y QPR). Es decir, la 'economía de la atención' tiene su precio político: el 'efecto boomerang' o perverso (Ravault, 1980) en todas las acciones políticas y comunicacionales.
En sociedades sanas, no se hace necesario la búsqueda patológica de atención por parte de la ciudadanía y de las instituciones de gobierno, las democracias contemporáneas motivan el diálogo y la participación para co-construir gobiernos participativos y con deliberación. Insistiría en que los/as ciudadanos/as van siempre delante de la institucionalidad y normativa, pero aun así se ha hecho poco por hacer una 'pedagogía cívica' que motive la gobernanza de los disensos en tiempos complejos como los actuales. Eso nos debiera dejar el proceso constituyente.
"En sociedades sanas, no se hace necesario la búsqueda patológica de atención por parte de la ciudadanía y de las instituciones de gobierno, las democracias contemporáneas motivan el diálogo y la participación para co-construir gobiernos participativos y con deliberación".