Gobierno y baja aprobación
"En términos de gestión política, el Gobierno requiere de un urgente cambio de gabinete, especialmente en el Ministerio a cargo de la coordinación política".
La Encuesta CADEM publicada la semana del 25 de abril, dio muestras de la consolidación de un alto nivel de desaprobación del Gobierno del Presidente Gabriel Boric, situándose en un 53% versus un 36% de aprobación. Desde el 18 de marzo, la aprobación a la gestión del Gobierno ha caído 14 puntos, mientras que la desaprobación ha tenido un aumento sostenido de 33 puntos en igual período.
Frente a la situación expuesta, son múltiples las causas posibles, entre ellas la eventual decepción de la ciudadanía frente a las altas expectativas generadas por el otrora candidato presidencial Gabriel Boric; y la percepción de que aquellas decisiones que en gobiernos pasados se sostenían como fáciles de aplicar hoy más bien se perciben como complejas de adoptar, apelando al discurso de la gradualidad y responsabilidad, observándose una inconsecuencia en el discurso.
Por el lado de la gestión política, los principales problemas del gobierno podrían atribuirse a la ausencia de coordinación política del Ministerio del Interior e incongruencia de los discursos de dicha Secretaría de Estado con los sostenidos por algunos de sus colegas, que ha devenido en cuestionamientos de los demás equipos ministeriales y una Ministra del Interior relegada a segundo plano por algunas semanas, que hasta hace muy poco reapareció para una nueva declaración desafortunada respecto a que el Gobierno no puede mantener imparcialidad frente al plebiscito de salida para la aprobación o rechazo de la nueva Carta Magna, cuya consecuencia directa fue la decisión de Contraloría General de la República respecto a generar un instructivo para fijar límites de lo que pueden o no pueden hacer las autoridades y funcionarios públicos respecto a la incitación al voto o el uso de recursos públicos para promover una opción determinada.
En términos de gestión política, el Gobierno requiere de un urgente cambio de gabinete, especialmente en el Ministerio a cargo de la coordinación política (Ministerio del Interior), sumando a políticos con experiencia, probablemente de la antigua Concertación, aportando mesura y concordia en la relación política con los partidos de oposición y en el enfoque de las decisiones que se tomen. La mezcla de juventud y experiencia sin duda puede constituirse en un gran aliciente. La eventual soberbia de creer que los nuevos liderazgos por sí solos tienen la solución a todos los problemas, es del todo nociva para la conducción de un país.
Finalmente, debe mantener absoluta prescindencia del proceso constituyente (pese a las declaraciones ya emitidas por el Presidente Gabriel Boric, respecto a su preferencia por la opción "apruebo" en el plebiscito), ya que los resultados del plebiscito de salida inevitablemente repercutirán sobre la conducción del Gobierno. En ese contexto, un triunfo del rechazo significaría un golpe de gracia y muerte súbita del Gobierno (pese a la evaluación de distintos escenarios en caso que gane el "rechazo" en la consulta popular) mientras que un triunfo del apruebo consolidaría la realización su programa, aunque surge la legítima duda si realmente será así, en circunstancias que en las últimas semanas han abrazado posiciones que están más a la derecha de la propia derecha política: ¿por comodidad?, ¿por conveniencia?, ¿por un sentido de realismo tardío? ¿o porque derechamente gobernar un país no es fácil en base a concesiones interminables?