En apoyo de nuestra industria
José Miguel Serrano Economista U. de Columbia
Nuevamente el cobre nos produce sorpresas, ahora sumamente positivas, con un precio que ha roto récords históricos dos meses atrás (USS$4,87 la libra). Pero nuestra dependencia de este metal todavía es alta, y cada centavo de promedio anual que aumente el precio significa US$125 millones en exportaciones. Para bajar el riesgo de esta dependencia, Chile indudablemente necesita diversificar sus exportaciones.
El país ya tiene madurez y una experiencia de más de 40 años compitiendo a nivel global, con muy bajos aranceles que protejan a la industria nacional. Hemos sido exitosos exportando nuestros productos agrícolas, forestales y salmones, debido a que se ha aplicado alta tecnología en los procesos de producción, embalaje, transporte y marketing. Ello, además de un esfuerzo público- privado tanto en la promoción de inversión como también comercial en el ámbito internacional, protecciones contra plagas a través del S.A.G., etc.
Sin embargo, nos hemos quedado atrás en lo que se refiere a la manufactura nacional.
No hemos sido exitosos en reinventarnos y modernizar nuestros procesos en busca de mayor productividad para competir con éxito ante los productos importados, y además de la falta de incentivos y oportunidades, hay poco interés en invertir en manufactura. Lo revelan las cifras entregadas por la Corporación de Bienes de Capital: el sector industrial representa en los últimos 25 años sólo el 6,5% de los proyectos de inversión privada en Chile, mientras que en países como Alemania es cinco veces más.
Si queremos una economía vigorosa necesitamos un comercio internacional competitivo. La manufactura es la facilitadora clave del sector transable, y además genera mucho empleo; nos puede permitir independizarnos del precio del cobre, y por ello no es intrascendente que nuestra sociedad renuncie o sea indiferente a su desarrollo. Ningún cambio político o económico debe soslayar este importante concepto.
La manufactura en el mundo ha sido la principal motivadora de la innovación técnica y, a su vez, la innovación técnica y creativa ha sido la mayor fuente de crecimiento económico en las sociedades modernas, ya que otorga verdaderas oportunidades a quienes se capacitan técnicamente para obtener empleos de calidad, produciendo así efectos económicos multiplicadores en el bienestar nacional.
Muchas industrias del sector metal-mecánico, por ejemplo, no son capaces de competir con otras plantas en Asia, debido a que el contenido nacional es un bajo porcentaje del total y se tiene que importar el resto, lo cual presenta grandes problemas logísticos. Chile actualmente no cuenta con producción propia de planchas de acero y tampoco tubos o barras de cobre, estos productos vienen desde el extranjero.
Por lo tanto, la manufactura nacional no puede seguir haciendo más de lo mismo, es necesario ponerse al día respecto de las nuevas tecnologías y aplicarlas. La manufactura avanzada y el acceso a la industria 4.0 es la respuesta y la oportunidad que se nos ofrece para poder ser más competitivos a nivel mundial. Necesitamos políticas de Estado (ciertamente en el futuro inmediato), que desplieguen incentivos y oportunidades para invertir en manufactura avanzada. Es fundamental mantener un esfuerzo público-privado de carácter permanente, independiente de los ciclos políticos de 4 años, y que piense en el Chile industrial manufacturero que queremos ser de aquí a 15 o 20 años, proponiendo políticas públicas que permitan llegar a esta meta.
"La manufactura avanzada y el acceso a la industria 4.0 es la respuesta y la oportunidad que se nos ofrece para poder ser más competitivos a nivel mundial".