Tres meses de guerra sin victoria ni plan de retirada
GUERRA. Rusia ha ralentizado sus objetivos y comienzan a aparecer quiebres y críticas hacia la poca previsión de Putin.
Rusia cumplió ayer tres meses de guerra en Ucrania sin poder clamar la deseada victoria en el campo de batalla y tampoco sin un claro plan de retirada, ya que las negociaciones con Kiev están congeladas.
"No perseguimos ningún plazo. Todos los objetivos fijados por el presidente, Vladimir Putin, se cumplirán. No puede ser de otra manera porque la verdad, incluida la verdad histórica, está de nuestra parte", aseguró Nikolái Pátrushev, secretario del Consejo de Seguridad rusa.
Después de un primer mes de ofensiva relámpago, desde entonces la "operación militar especial" rusa en Ucrania se ha caracterizado más por los repliegues rusos del norte de Kiev y las afueras de Járkov que por victorias de renombre.
Después de 90 días de combates, Putin no puede presentar a la opinión pública rusa más trofeos que el control sobre Mariúpol, símbolo de la resistencia ucraniana, y la única capital de provincia, Jersón.
Sí puede contar que el Ejército ruso ha disparado contra Ucrania 2.275 misiles y ha llevado a cabo más de 3.000 ataques aéreos, según su par ucraniano Volodimir Zelenski,
Como ocurriera en la Primera Guerra de Chechenia, que se prolongó por espacio de más de un año y medio (1994-96), los rusos han pecado de exceso de confianza en sus capacidades y han cometido claros errores de cálculo.
No contaban ni con la capacidad de combate de los militares ucranianos, entrenados durante ocho años por instructores occidentales, ni con la actitud de la población civil.
Las tropas rusas se han hecho con el control de casi toda la región de Lugansk, pero no han logrado doblegar la resistencia ucraniana en Donetsk.
La estrategia de las últimas semanas en el Donbás se reduce a la táctica de tierra quemada.
Los partidarios de la paz no sólo critican al Kremlin por la falta de previsión a la hora de valorar el impacto económico de la contienda y de las sanciones occidentales, sino también por la ausencia de una plan de retirada.