"Hay un deterioro en la convivencia", afirmó recientemente Pablo Roessler, jefe del área de Estudios del Servicio Jesuita a Migrantes (SJM), sobre las dificultades de cohesión social registradas a nivel país entre comunidades migrantes y la población local, en que el experto reconoce incidirían los ingresos sin precedentes por pasos no habilitados.
Una reacción de malestar de las comunidades receptoras hacia el flujo migratorio que parecieran confirmar recientes sondeos de opinión. No obstante, un matiz lo evidencia la encuesta Barómetro Regional de Antofagasta, del Instituto de Políticas Pública (IPP) de la Universidad Católica del Norte (UCN), publicada la semana pasada con levantamiento de datos entre el 5 al 19 de mayo pasado. "Sigue habiendo una mayoría de la población, particularmente de mayor edad que está en contra de la inmigración, sobre todos los grupos socioeconómicos más modestos, pero eso ha ido cambiando en el tiempo fuertemente (…) El primer año que tomamos la encuesta, en 2016, el rechazo a la migración era muy elevado, y llegábamos casi al 80%, pero con el paso del tiempo ha habido una disminución a ese rechazo. Hoy, con los resultados de la última encuesta ha caído casi 20 puntos el rechazo hacia los inmigrantes También preguntamos por la sociabilidad, sobre cómo es la relación con las personas que vienen a vivir de fuera del país. El 70% dice que es regular a buena", dice Cristian Rodríguez, director del IPP de la UCN.
"Desde 2010 que Antofagasta está recibiendo una oleada de inmigración, y no solo desde el año 2021 y 2022 cuando se produce la crisis venezolana. Entonces, el escenario es un poco distinto. En Santiago hay un fuerte rechazo, y en el sur también, aunque yo diría que esa situación ha comenzado a cambiar en el norte de Chile y particularmente en Antofagasta", agrega Rodríguez.
Según el Barómetro Regional de Antofagasta, ante la consulta de cómo se evalúa el impacto de la migración en esta zona del país, los consultados se identificaron en su mayoría por la opción "regular" (35%), aunque seguida de cerca por las alternativas "malo" (32%) y "muy malo" (27%). En 2016, en tanto, el sondeo reportaba que un 78% de los consultados identificaba como "malo" y "muy malo" el impacto de la migración, mientras que un 17% lo calificaba como "bueno" y "muy bueno".
El Barómetro Regional de Antofagasta se suma a la encuesta CEP de abril-mayo pasado, en que un 61% de los consultados se manifestó como partidario de prohibir todo tipo de inmigración. Mientras que el tercer informe de la línea de Anuarios Migración del SJM, denominado "Migración en Chile. Aprendizajes y desafíos para los próximos años: Balance de la Movilidad Humana en Chile 2018 - 2022", sostiene que los avances y desafíos aún pendientes en orden a disminuir los índices de irregularidad migratoria han propiciado efectos que se extienden desde lo laboral hasta la convivencia entre chilenos/as y migrantes. El informe sostiene que considerando el ámbito de la convivencia, se expone un aumento de la percepción de existencia de "un gran conflicto entre chilenos y migrantes", que se incrementa de un 48% a un 64% entre 2019 y 2021 en la población local (Datos de Encuesta Bicentenario).
Mientras que los resultados de la Encuesta Voces Migrantes, en caso de extranjeros con más de cinco años de residencia, determinaron que si en 2019 un 31% percibía la existencia de "un gran conflicto entre chilenos y migrantes", este registro aumentó a un 56% en 2021. En caso de extranjeros con menos de cinco años de residencia, en tanto, este indicador aumentó 26% a 46% en el mismo período. El estudio de Movilidad Humana revela además que las percepciones hacia la migración empeoran en grupos socioeconómicos de menores ingresos y en mujeres.
Ingresos irregulares
Para la residente colombiana en Antofagasta, Lady Matallana (40), aunque podría considerarse una baja en los niveles de exclusión hacia la población migrante para ella ésta se mantiene vigente. "Hoy yo veo más discriminación, que hace cinco años cuando llegué. Me han ocurrido casos a mí misma (…) Con el tema de los ingresos de venezolanos, creo que ha empeorado".
Mijaíl Bonito, asesor de migraciones de la Subsecretaría de Interior del gobierno del expresidente Sebastián Piñera, comenta a El Mercurio de Antofagasta que "el actual rechazo" de la sociedad chilena a la migración resultaba previsible y se advirtió en su momento. "Es por esa razón que se insistió tanto, en los primeros años del gobierno anterior en 'ordenar la casa'. No había otra forma de absorber el altísimo flujo provocado por la debacle humanitaria venezolana. Este concepto tenía como finalidad evitar la aparición de la xenofobia colocando los incentivos correctos para que los ingresos se hicieran por las vías legales y con las herramientas para que el migrante fuera un aporte a la sociedad chilena desde el minuto de su arribo", opina.
"Esto encontró una fuerte oposición en sectores de la sociedad civil y políticos que limitaron el desarrollo de esa política, a través de acciones judiciales, incluso contra delincuentes expulsados y que buscaban abrir la frontera a todo evento. Ahora corresponde tomar las acciones diplomáticas que sean necesarias para evitar que el territorio de países vecinos sea usado como tránsito y para el tráfico de migrantes hacia Chile, cumplir a cabalidad la nueva ley que tiene mecanismos que permiten ordenar este flujo. La única forma de que no se incremente este rechazo es que la sociedad chilena comprenda que se busca ordenar la migración, que se toman medidas contra el ingreso irregular, que no se vulneran las leyes impunemente y que habrá sanción contra aquellos que delinquen. En caso contrario, podríamos ver ejemplos lamentables como lo ocurrido en otros países donde la xenofobia es una realidad", agrega Bonito