La Banalidad del Mal
"El concepto consiste en que muchas veces desde nuestra cotidianidad, tendemos a valorar y a hacer juicios que tienen un carácter moral considerando aspectos que no debieran influir en la decisión moral". Ricardo Díaz Cortés, Gobernador regional de Antofagasta
Hannah Arendt es quizás una de las filósofas más connotadas del último tiempo, y en un momento peculiar de la historia fue capaz de entrevistar Adolf Eichmann, ideólogo y precursor de las cámaras de gases y el que diseñó el sistema del holocausto judío.
Cuando Hannah describe su primer encuentro con este hombre, lo que más le impresiona es que se encuentra frente a un anciano, un viejito tierno, adorable, que nada tenía que ver con la preconcepción que ella tenía del mal encarnado.
En el texto "Eichmann en Jerusalén", que es muy interesante de revisar, Arendt empieza a analizar cómo muchas veces nuestros juicios, nuestras maneras de ver la realidad van afectando nuestras apreciaciones morales. El apreciar que un anciano adorable fue capaz de ejecutar las muertes más horrendas que la historia tiene conocimiento, marcó para ella un desafío enorme respecto a nuestros conceptos de bien y mal, y ahí es donde ella instauró el concepto "La banalidad del mal", que consiste en que muchas veces desde nuestra cotidianidad, tendemos a valorar y a hacer juicios que tienen un carácter moral considerando aspectos que no debieran influir en la decisión moral.
Sin duda, que la mirada de un anciano amable a todos nos recoge, pero eso no oculta el gran daño y los crímenes terribles que ejecutó esa persona, persona que actuó bajo una mirada y una lógica determinada y que en su concepto hizo lo que le pedían que tenía que hacer.
Algo nos está pasando en nuestra sociedad a propósito de lo que ha ocurrido con la ex alcaldesa Karen Rojo. Por un lado, hay personas que se alegran y en su alegría no denotan mayores elementos de justicia, sino que más bien, elementos de venganza vinculados a que por una vez caigan los poderosos, caigan los privilegiados y que por ello se debe humillar a la persona. El sentido de justicia tiene que ver con reparar los daños hechos, no con vengarse o propinarle a otra persona más daño del que le corresponde.
Pero también he notado en redes cómo muchas personas se sienten conmovidas porque el peso de la ley ha sido con mucha más fuerza a la ex alcaldesa y no a otros casos de corrupción que hemos visto en el país, muchos de los cuales han terminado solamente con clases de ética. Eso es precisamente la banalización del mal. La ex alcaldesa Karen Rojo cometió un delito y grave. Son recursos públicos y la ex alcaldesa no tenía un mal pasar, los sueldos que recibía le permitían perfectamente haber generado toda su campaña política con sus propios recursos, pero, no puede ser que esta sensación de injusticia de que a ella se le está castigando y a otros no, nos lleve a validar la tremenda injusticia que se cometió con la comuna de Antofagasta.
Tenemos que evitar seguir actuando con esos niveles de volubilidad moral, tenemos que entender que lo bueno es bueno y lo malo es malo independiente de quien sea la persona, independiente de cómo se nos aparezca, con ternura o con una sensación de indefensión. Si no somos capaces de tener esa línea que marca el claro concepto entre lo que es correcto y lo que es incorrecto, no somos capaces entonces de ir bien como sociedad. Es por eso que invito a todos a resguardar y a tener cuidado con no banalizar el mal.