Denuncian altos riesgos en Reserva
MEDIOAMBIENTE. Entre las amenazas se cuentan extracción de ripio, fiestas nocturnas, rayados de graffiti, fogatas e ingreso de vehículos.
La extracción de rocas desde la Reserva Natural La Chimba, que se hicieron evidentes a través de un video difundido por las redes sociales, revela una vez más la ausencia de guardaparques en el sector. Esta falta de vigilancia, que es el dilema de fondo, se arrastra por al menos 20 años, según Mauricio Mora, magíster en Medioambiente, mención Conservación y Restauración y exdirector del Proyecto FIC-R Plan de Recuperación Reserva Nacional La Chimba.
Sostuvo que según el D.S. N.71, del Ministerio Nacional de Agricultura, es Conaf la institución pública mandatada a administrar esta área silvestre protegida por el Estado, creada en 1988.
"Dado las constantes amenazas que afectan a esta Reserva, que incluyen extracción de ripios y rocas, rayados de graffitis, ingreso de ciclistas y motociclistas, fogatas, campismo, ingreso de mascotas, entre muchas otras amenazas y actividades prohibidas que son recurrentes en el lugar, es que desde el comienzo del trabajo de recuperación iniciado en 2017 hemos instado de manera reiterativa para que desde el nivel central se puedan entregar recursos que permitan reponer al más breve plazo el cuerpo de guardaparques, tras 27 años de ausencia de administración efectiva".
Mora indica que a la fecha, esas gestiones no han sido fructíferas, no obstante, "tenemos esperanzas de que bajo esta nueva administración se logre generar un antes y un después en cuanto a la protección efectiva del lugar. Más aún, después de la inversión por sobre $200 millones que se realizó con fondos públicos concursables durante los últimos años, para el mejoramiento y puesta en valor del área protegida. De esta manera, el restablecimiento del cuerpo de guardaparques sería la consolidación de todo este trabajo desarrollado".
Respecto a las acciones que han implementado en la reserva como la disposición de señalética, el investigador afirmó que mediante los aportes de infraestructura de los Proyectos FNDR 2% Medioambiente (2017) y FIC-R (2019-2020), ha sido posible limpiar con maquinaria pesada para extracción de microbasurales y tierras con quemas al interior del lugar, instalar miradores, estacionamientos, sitios de descanso, infografías para senderismo autoguiado y cerca de 40 señaléticas, como parte de un trabajo de habilitación de dos rutas de trekking que son hoy en día los espacios de visitación autorizados en la Reserva Nacional.
"Por lo mismo, es muy preocupante que siga sin existir un resguardo efectivo de esta infraestructura implementada mediante aportes con fondos públicos, quedando expuesto a cualquier acto vandálico que pueda afectar esta nueva infraestructura, la cual tiene por objetivo generar una visitación más grata e informada para los ciudadanos que quieran disfrutar de la naturaleza presente en nuestro desierto costero", precisó.
Ex vertedero
La cercanía con el ex Vertedero en La Chimba, ubicado a 700 metros, ha sido una complejidad histórica para la Reserva Natural. Mora explicó que mediante los estudios del Proyecto FIC-R fue posible documentar altos niveles de metales pesados en cactus y otras especies, por ejemplo en los líquenes del lugar.
"Es muy probable que estos contaminantes estén asociados a emanaciones de las industrias cercanas y también por el creciente parque automotriz de la ciudad".
Por ende, dijo que si se suman ahora incendios de gran escala en el ex vertedero, "estamos agregando una nueva fuente de emisiones cuyos impactos ecológicos son desconocidos, pero que preocupan de sobremanera, considerando, por ejemplo, la presencia de trece especies en riesgo de extinción que pudimos documentar mediante las investigaciones el 2019 y 2020".
Resaltó que de estas tres especies, tres se encuentran en peligro crítico de extinción (dos insectos y una planta), siendo la RNLCH la única localidad donde se las conoce. Por ende, agregó, cualquier impacto ambiental significativo en el hábitat de estas especies, podría eventualmente comprometer la viabilidad de estas poblaciones y arriesgar la extinción de estas especies.
Afirmó que la cercanía de emplazamientos humanos, como campamentos, es también un factor de preocupación, al no existir ninguna planificación territorial o política pública que permita generar una zona de amortiguación donde se pudiera regular qué usos son viables en sectores contiguos a la Reserva y qué actividades debieran estar prohibidas.
"Más paradójico aún, es la presencia por décadas de una ripiera ubicada a menos de 200 metros del área protegida, la que ha ocasionado una importante transformación del paisaje circundante a la Reserva", aseveró.