Señales claras y precisas
Ahora que el Banco Central ha anunciado -por fin- un programa de intervención cambiaria (el cual complementa la reciente alza de tasas de 75 pb, leída como insuficiente por parte del mercado), es vital comenzar a despejar incertidumbres. Se requieren señales claras y precisas, primero, respecto de cuál será el rumbo del país con posterioridad al 4 de septiembre según cuál sea la opción que se imponga; y, segundo, definir políticas pro inversión y pro crecimiento, que por una parte apuntalen la alicaída tasa de crecimiento tendencial de nuestra economía y, por otra, que permitan sortear con éxito la profunda desaceleración de la actividad económica que se avecina (antes de la reciente alza de la TPM, el Banco Central ya asignaba una altísima probabilidad a una recesión para 2023).
De lo contrario, el escenario más probable que se configura para el próximo año es uno de caída en la actividad económica y con una inflación, probablemente, en dos dígitos aún. ¿Estanflación? Podría ser. Eso obliga a trabajar de lleno para volver al concepto de un pacto tributario que también contenga medidas reactivadoras de corto plazo y medidas pro crecimiento de mediano y largo plazo. En otras palabras, es urgente comenzar ahora a "meterle estabilidad" al sistema.
Rodrigo Montero
Alza del dólar e inflación
El alza del dólar y la inflación afectan las partidas de los estados financieros de las empresas, aumentando sus activos y pasivos monetarios, lo que tendrá como consecuencia alteraciones en la caja y sus resultados.
Si la situación se mantiene y expande a otros sectores de la economía, los efectos inflacionarios locales y apreciación del dólar darán paso a una recesión, que implica para las empresas tomar decisiones respecto de sus activos y deudas financieras en moneda local y UF.
Como efecto dominó, el impacto del alza se traslada a clientes y proveedores, aumentando costos de traslado, logísticos y distribución indexados al dólar. Si la empresa tiene márgenes estrechos, desplazará el aumento al precio de venta, afectando al cliente final en el costo de bienes y servicios. El encarecimiento afecta a la ciudadanía, imposibilitando el acceso a esos bienes y servicios.
Las empresas y personas deben evaluar sus estructuras de financiamiento en los compromisos de mediano plazo, deudas hipotecarias, consumo, entre otras, respecto a la proyección de flujos comprometidos y analizar cómo mantener el valor de sus inversiones para no perder valor en el tiempo y garantizar el pago de deudas. Lo cierto y claro es que hasta el 4 de septiembre las aguas seguirán turbulentas.
Hoy se debe aprender a leer las señales del entorno y evaluar las decisiones bajo diferentes escenarios y no sobre una estabilidad permanente.
Guillermo Rebolledo
Compromisos
Si el Gobierno sigue con cuchufletas, se está arriesgando a una acusación constitucional. Dejarse de hacer zancadillas y jugar derecho es lo mejor, no mentir más. Si el Gobierno quiere hacer historia, dedíquese a cumplir con lo prometido. Empiecen por el prometido tren.
Renato Norero V.
Plebiscito de salida
La llamada clase política chilena no deja de sorprendernos, particularmente el Presidente Boric y su Gobierno. Hubo un plebiscito en el que se optó por redactar una nueva Constitución a través de una Convención (entremedio incorporaron la paridad, escaños reservados e "independientes") y se realizará un plebiscito de salida con dos opciones: Apruebo (se acepta la nueva Constitución redactada por la Convención) y Rechazo (se mantiene la actualConstitución). Ahora, cuando todo indica que puede ganar el Rechazo, se dice que frente a ese resultado se deberá hacer todo de nuevo.Me pregunto qué habrían dicho si Pinochet hubiera dicho lo mismo cuando ganó el No. Lo peor de todo es que parte de la oposición es incapaz de defender sus principios y le sigue el juego al Gobierno.
Para ponerlo en términos futbolísticos, que tanto gustan, "si perdemos el partido, seguimos jugando hasta que ganemos".
Jorge Bosaans
De nunca acabar
El clamor popular del estallido del 18 de octubre de 2019 no fue para crear una nueva Constitución, como se pretende adornar y argumentar hoy para convocar a una nueva convención. Se trató de un acuerdo político entre partidos, luego del anuncio del expresidente Piñera en este sentido, y utilizado como vía de salida para enfrentar la compleja situación reinante. Por ello, no es válido repetir un proceso constituyente, más aun considerando el gasto inútilmente invertido y ante la posibilidad de concretarse un doble rechazo. Sería un cuento político de nunca acabar.
René A. Zapata Valiente