Inseguridad y violencia en Chile post pandemia
"Aún es incierta la real extensión de los efectos de este proceso pandémico, pero lo que sí sabemos es que tendremos que redoblar los esfuerzos para aspirar a generar una convivencia pacífica y democrática en nuestro país". Pedro Araya Guerrero, Senador de la Región de Antofagasta
Sin duda que la pandemia, producto del COVID-19, afectó no solo los temas de salud, sino que impactó también lo social, económico y político, fenómeno que se repitió como una constante en todos los países, tal como lo establece el estudio del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sobre la crisis del mencionado virus: "después de décadas de avances significativos en la reducción de la pobreza, el abordaje de la desigualdad y la construcción de capital humano en la región, las crisis que resultaron de la inesperada pandemia marcaron un punto de inflexión. La pobreza aumentó por primera vez en dos décadas, la probabilidad de completar la educación secundaria se redujo en quince puntos porcentuales y la participación de las mujeres en la fuerza laboral se redujo a los niveles observados hace más de una década".
También, la pandemia dejó en evidencia que, a pesar de las mejoras en los indicadores de pobreza del país, aún las condiciones en que viven quienes han salido de la marginalidad siguen siendo de extrema vulnerabilidad. Un ejemplo de ello lo constituye la evidente falta de conectividad de los hogares con menores ingresos, lo que afectó fuertemente a los niños, niñas y adolescentes quienes en muchas ocasiones vieron imposibilitadas las opciones de continuar con los estudios a distancia al carecer de mecanismos de conectividad. De acuerdo con informes del PNUD, la brecha de existencia de computadores en hogares pobres versus ricos alcanza los 14 puntos porcentuales, y en el caso de internet la diferencia es de 16. En América Latina, los hogares con un computador alcanza solo a un 40%.
En este escenario es posible preguntarse ¿qué ha ocurrido con los temas de violencia e inseguridad en nuestro país?, y lo cierto, es que aún no existen todos los datos, ni registros para tener una real dimensión del impacto del COVID en estas materias. De acuerdo con la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Pública (ENUSC), los delitos registraron una baja entre los años 2019 y 2020 que alcanzó 4,5 puntos porcentuales, bajando de 23,6 a 19,2% de hogares victimizados. Según las estadísticas disponibles de casos policiales de la Subsecretaría de Prevención del Delito, la tasa de delitos de mayor connotación social disminuyó entre los años 2019 y 2021, sin embargo, de acuerdo con lo ha podido observarse a partir de las noticas relativos a hechos delictuales del año 2022, lo que sí ha diferido de otros años tiene que ver con el modus operandi en que éstos se cometen.
Así, de acuerdo con lo señalado por la Policía de Investigación en relación a los homicidios se establece a partir de "un análisis más detallado de los casos, que se han permitido detectar algunas diferencias y distinguir tendencias tanto en el modus operandi como en otras variables de interés: "si bien la cantidad de homicidios no ha aumentado, sí han crecido los delitos más violentos. Ha habido mayor uso de armas de fuego en la perpetración de estos hechos, lo que se debe mayoritariamente a bandas rivales, disputas territoriales por tráfico y microtráfico de drogas".
De igual modo, destacan en estos primeros años post pandemia, el hecho que producto de la alta exposición a encierro, aumentaron fuertemente los hechos de violencia intrafamiliar. Las cifras de denuncias policiales dan cuenta de esta dramática consecuencia del COVID 19: mientras el año 2019 las denuncias ascendían a más de 88 mil, el año 2020 habían subido a 93 mil y el año 2021 alcanzaron casi los 120 mil casos.
Asimismo, se hace necesario incluir en este análisis, las dilaciones en procesos judiciales producto de la suspensión de audiencias presenciales y la falta de accesibilidad remota tanto de víctimas como de imputados y condenados, siendo aún más grave en el caso de quienes se encuentran privados de libertad. El Centro de Estudios de Justicia de las Américas ha señalado que la pandemia y los confinamientos dictados debido a ella, a partir de marzo del 2020, han generado una irrupción ineludible de los medios tecnológicos en la administración de justicia".
De esta manera, la llegada de la pandemia ha forzado a acelerar los procesos de incorporación de tecnologías al interior del sistema judicial a la vez que asegurar que dichos mecanismos permiten asegurar el real y efectivo ejercicio de los derechos y garantías de quienes intervienen en el proceso.
Aún es incierta la real extensión de los efectos de este proceso pandémico, pero lo que sí sabemos es que tendremos que redoblar los esfuerzos para aspirar a generar una convivencia pacífica y democrática en nuestro país.