El peor momento para la sinceridad
"A cuatro semanas de la elección más importante de la historia de Chile el gobierno repite los errores, pero a un precio mayor y no por la inflación".
La semana pasada notamos el cambio de estrategia comunicacional que tuvo el Presidente Gabriel Boric para liderar a sus 2 coaliciones y llevarlos al triunfo en septiembre. Sin embargo, el verdadero objetivo (aunque no se acepte) era instalar los acuerdos para que se formara una sola fuerza política que administrara las mieles de un éxito constitucional o asumiera con estoicismo la derrota. Se había entendido que la bigamia política del gobierno se terminaba y el objetivo era transformar las dos capillas en una sola Catedral.
Hasta ahí, sonaba fantástico. Incluso el presidente Boric les encomendó discutir y avanzar en las modificaciones que debería tener la nueva constitución para dar más fuerza al relato del "aprobar para reformar", si hasta el partido comunista se mostró dispuesto a estudiar la propuesta mostrando un poquito de apertura y sentido de realidad electoral. Por su parte, la cuestionada Cadem le daba vida al apruebo al mostrar un virtual empate en la medición orientada a la percepción de triunfo. El broche de oro, la aparición de Kast junto a Moreira alejando a más de un elector de la opción rechazo.
Todo bien hasta que el ministro de Hacienda es fotografiado comprando a un vendedor ambulante sin boleta en medio de una crisis económica. Una ministra del interior que necesita ser irrelevante para no equivocarse, sume al ministro de Economía y su particular percepción de la inflación.
Hasta aquí, avergonzantes errores no forzados sin mayor trascendencia en el futuro, pero faltaba más. Faltaba un error tan profundo que puede afectar el desarrollo del gobierno el resto de su periodo incluso ganando el apruebo. Las palabras del ministro Giorgio Jackson sinceraron lo que realmente piensan de sus predecesores concertacionistas varias facciones del Frente Amplio.
Pueden repartirse el animal, pactar por omisión, salir a marchar juntos, pero no respetan ni valoran su lugar en la historia. En rigor esto no debería sorprender a nadie, basta revisar la prensa para recordar que el relato político usado por el Frente Amplio para instalarse en el escenario electoral fue que: la izquierda es el camino pero sin los que se acomodaron al modelo. Incluso dejaron sin apoyo explícito a Guillier en segunda vuelta, no dieron opción ni siquiera al diálogo... evitaron "la cocina", pero entraron al horno sin vuelta.
En política todo es conversable, en ocasiones es mejor tener memoria corta y dejar pasar algunos oprobios, eso permitió que la nueva mayoría sin mayores demoras apoyara a Gabriel Boric y se integrara a un gobierno donde claramente no los quieren mucho.
Todos estos avances están en peligro ahora, incluso el resultado del plebiscito tendrá poca incidencia en esta relación dado que ambos caminos los llevan a encontrarse en el parlamento donde ya mostraron su incapacidad para llegar a acuerdos como en el quinto retiro, los estados de excepción y el tratamiento a los detenidos de octubre. Para colmo Giorgio Jackson al cometer la imprudencia anula su rol articulador en el congreso dejando al gobierno sin más opción que recurrir a los viejos modelos para cuadrar votos.
Si hace cinco semanas se hablaba de un posible cambio de gabinete, después del plebiscito y con cualquier resultado la reconfiguración será inevitable, los nombres se ven de lejos hace meses. A cuatro semanas de la elección más importante de la historia de Chile el gobierno repite los errores, pero a un precio mayor y no por la inflación.