Decisiones difíciles y filosofía
Luis Bastías Eyzaguirre , Abogado
Para la filósofa Ruth Chang, de la Universidad de Oxford, las decisiones complejas no son un obstáculo sino una oportunidad. Asegura que, en las decisiones difíciles, el problema no es que una alternativa sea mejor que otra, sino que su complejidad radica en que no hay una opción que sea manifiestamente mejor que la otra. En este tipo de disyuntivas hay múltiples factores en juego, por lo que ninguna de las alternativas parece mejor que la otra de forma obvia. Ante este escenario, dudamos, miraba los pros y contras, volvemos a dudar y terminamos temiendo lo que ha de suceder después de tomar la decisión.
Como solución, propone ejercer el poder que tenemos para crear nuestras propias razones y valores, comprometiéndonos con su cumplimiento. Afirma que no deberíamos tratar de averiguar qué alternativa es mejor, porque muchas veces ésta no existe, sino que mejor deberíamos buscar las razones en nuestro interior para comprometernos con nuestra elección, poner toda nuestra voluntad en ese camino y hacer que sea la mejor opción para nosotros. Sobre los obstáculos, y dado que ya nos hemos comprometido con un camino, afirma que debemos entenderlos como algo a superar y no como un error en la decisión, porque ya nos hemos comprometido con tal opción o proyecto de vida, y cada uno de nosotros podemos convertirla en la opción correcta.
Afirma que la habilidad para construirnos es lo que nos hace humanos y las decisiones difíciles nos ayudan a ello. Entonces, lamenta que muchas personas eviten las decisiones complejas pues, al no enfrentarse a ellas, posponen esa oportunidad, valiosa, de modelarse a sí mismos. Dónde vivir, qué hacer con nuestra vida, qué estudiar, dónde trabajar o qué tipo de sociedad y entorno familiar deseamos, son del tipo de decisiones difíciles que estamos llamados a tomar, a objeto de escribir nuestra propia historia.
Si permitimos que otros escojan por nosotros nunca adquiriremos la experiencia de deliberar entre alternativas, medirlas y experimentar las consecuencias de las decisiones; en último caso, aprender de nuestros propios errores.
Próximamente los habitantes de nuestro territorio nos enfrentaremos a decisiones difíciles, por sus potenciales efectos en la convivencia nacional. Posiblemente, muchos aparecerán intentando tomar decisiones por nosotros o tratarán de influir en las opciones que debemos tomar. Ante ello, y siguiendo a la profesora Chang, mejor busquemos las respuestas en nuestro interior, construyamos nuestro camino colectivo y tengamos la capacidad y convicción de comprometernos con éste, ya que eso nos hará más humanos y libres.
Estimular el pensamiento crítico siempre termina incomodando a los charlatanes de turno y, por eso, la disciplina que alienta esa tarea, la filosofía, ha sido postergada a pesar de ser un antídoto contra el gregarismo o la mejor defensa para no dejarnos seducir por la banalidad, frivolidad u oportunismo. Debemos fomentar el pensamiento crítico serio y riguroso, en todas sus manifestaciones, para así mantener viva esa curiosidad que, para Aristóteles, da comienzo al filosofar y busca infatigablemente respuestas a las interrogantes y decisiones difíciles que nos presenta el mundo.
Nuestra región debe ser líder en la toma de decisiones a nivel nacional y debe de adoptar aquellas decisiones complejas que permitirán modelar, por sí misma, su identidad y futuro; todo ello, a partir de un pensamiento crítico riguroso, alejado de la banalidad y frivolidad. Viva la filosofía.