Fetichismo Político
Dra. Francis Espinoza F. Académica UCN
El escritor y periodista Juan Cristóbal Peña plantea que la adquisición masiva del texto de la nueva constitución constituye una especie de 'fetiche coleccionable' (EMOL, 03/08/2022). Si bien el comunicador asume que el primer objetivo es la necesidad de votar informado/a, pero no deja de llamar la atención que habría una especie de culto ciudadano a las transformaciones del país post Estallido Social. Esto se ve en las estrategias de campañas de los bandos de Apruebo o Rechazo, en una 'cuestionable' prescindencia política asumida por el gobierno actual, y en una planificación estratégica de la concepción 'rechazar para reformar'. Más aún, el diario El País le llama al texto constitucional 'best seller' en Chile, argumentando que éste se ha transformado en un fenómeno de super ventas en librerías y quioscos del país (El País, 28/07/2022).
El concepto de fetichismo fue desarrollado por el escritor francés Charles de Brosses para aplicar la teoría de la evolución a las prácticas religiosas. Según Brosses, la adoración de objetos materiales constituye la etapa más primigenia de la religión, a la que le siguen el politeísmo y monoteísmo que ya representan mayores grados de abstracción cognitiva y simbólica. El filósofo alemán Karl Marx hizo uso del término 'fetichismo de la mercancía' con la finalidad de criticar el fundamento del capitalismo, es decir, el capital. Los estudiosos de la Escuela de Fráncfort le llamaban instrumentos de fetichismo a los medios de comunicación, en especial al cine de Hollywood. Por su parte, Sigmund Freud utilizó el constructo para definir el apego de una persona por un objeto o parte del cuerpo, entre los que se incluyeron los artículos sadomasoquistas y su relación con el placer. Sin duda, un fetiche implica un grado anormal de veneración por algo o alguien, luego esto se industrializa y seguramente su fin último es la máxima satisfacción personal.
De aquí a que la nueva 'constitución en proceso de validación' se transforme en un objeto de culto, tendría amplias justificaciones políticas. La propaganda del Rechazo parte de la premisa de que la ira fue la emoción central con la cual fue escrita. Por ende, la nueva carta magna emergería desde una especia de 'catarsis colérica', que bien podría justificar el 18/O. No habría que tenerle miedo a las emociones en política. En 2016, Manuel Arias Maldonado en su libro La Democracia Sentimental se preguntaba si somos individuos políticamente racionales o más bien ciudadanos/as sentimentales. Este politólogo español también se cuestionaba si todos los problemas que tenemos con las democracias contemporáneas se deben al efecto del peso de las emociones en los procesos políticos y sociales. Según José Antonio Marina, la ambición, el patriotismo, el resentimiento, la indignación, el odio, la solidaridad, o el entusiasmo explicarían muchos hechos históricos en política (El Mundo, 03/01/2021).
Lo interesante que habría que preguntarse es qué emoción básica ha sustentado la posible pedagogía del NO (Diamela Eltit, Somos Zonas de Dolor, 23/04/2022) por parte de la derecha. Sin duda, la supuesta racionalidad o incluso cordura es un buen instrumento que justifica otras emociones, considerando las más primitivas o banales como un individualismo y egoísmo exacerbados que han sustentado las prácticas políticas, sociales y económicas de Chile por casi 40 años.
Un fetichismo político podría ser interesante debido a que si la ciudadanía busca informarse para tener mejores argumentos a la hora de votar y discutir, significa que el proceso constituyente ha logrado su objetivo final que es la educación cívica. Sin embargo, también el otro lado de la moneda podría implicar que un 'fetiche político' obedecería a la caracterización del populismo y como señalan Enoc Moran Torres y Rosa Gutiérrez Molina "se corre el riesgo de caer en un sistema autoritario y el ciudadano limita su papel dentro del sistema a ser espectador del ámbito público" ("El fetichismo político ante la democracia participativa en México", 2020). Es labor fundamental del/la ciudadano/a fiscalizar los sistemas políticos para salvaguardar la democracia. Por ende, hay que ir a las urnas bien informado/a el próximo 04 de septiembre.
"Un fetichismo político podría ser interesante debido a que si la ciudadanía busca informarse para tener mejores argumentos a la hora de votar y discutir, significa que el proceso constituyente ha logrado su objetivo final que es la educación cívica".