Déficit habitacional
"Desplazar las tomas irregulares, requiere de una política del suelo fiscal integral, de acuerdo con objetivos sociales, económicos, urbanos y ambientales".
Después de las medidas llevadas a cabo por la toma ilegal de terrenos fiscales, sería oportuno observar el fenómeno, su extensión histórica y las causas que lo provocan, ya que es la única manera de generar hacia el futuro políticas públicas consistentes que destierren definitivamente la cultura de la irregularidad de las ocupaciones de terrenos de propiedad estatal.
En la región de Antofagasta, así como en todo el norte, el fenómeno de las tomas ha sido una conducta ampliamente extendida en el tiempo y en el territorio, que ha involucrado los suelos urbanos, los espacios industriales y balnearios. También, ha sido una conducta que ha permeado transversalmente a todas las capas sociales, una práctica que generó una acumulación de ocupaciones informales que posteriormente fueron regularizadas y urbanizadas por el Estado.
Como consecuencia de la Guerra del Pacifico, las enormes extensiones de territorios de la conquista del norte se transformaron en la más importante reserva fiscal en manos del Estado en todo el país. La necesidad de fortalecer el avance de la colonización, el desarrollo de la actividad salitrera, enfrentar los desplazamiento de población provocados por los ciclos de la minería, no siempre fueron procesos conducidos por una política del suelo consistente, que estuviera acompañada por capacidades regulatorias y burocráticas que permitieran encauzar por vías institucionales la colonización de los nuevos territorios, más bien lo que predominó fue la ocupación de hecho, informal y espontánea. El Estado vino después, un proceso histórico, económico y social de largo tiempo, que explica el origen y desarrollo de una extendida cultura de informalidad e irregularidad .
En época contemporánea, las políticas de gestión estatal del territorio regional han sido ambivalentes en sus enfoques, capacidades y principios según la época. Un aparato estatal, históricamente dotado de escasos recursos para administrar la reserva de suelo fiscal más importante del país. En unas épocas ha predominado la política del traspaso vía venta a particulares, como una manera de generar incentivos para el desarrollo de inversiones con diferente uso; en otras épocas, ha predominado el traspaso precario vía multiplicar los arriendos.
Esta última modalidad de ocupación, si bien destinada a resguardar el patrimonio fiscal de procesos de privatización irregulares, ha acumulado un stock de propiedad fiscal difícil de administrar, una figura que ha contribuido a la extendida fisonomía de precariedad.
Desplazar las tomas irregulares, requiere de una política del suelo fiscal integral, de acuerdo con objetivos sociales, económicos, urbanos y ambientales. Una política conocida por toda la comunidad, consistente en el tiempo, descentralizada, o sea decidida por los ciudadanos que habitan el territorio y no por Santiago.