"Cuando se llega a ese punto de desconfianza, son muchas las generaciones que se pierden"
Pese a que cerca del 15% del PIB chileno, el 62% de las exportaciones y el 14% de los ingresos fiscales provienen de la producción de cobre, litio, molibdeno, plata y oro, entre otros minerales, el país no logra autopercibirse como una nación minera.
Así lo reconoce José Antonio Díaz, economista y director ejecutivo de Fundación Minera Escondida (FME) para quien el concepto es propio solo "para un sector de la sociedad".
"Como país nos falta seguir generando acciones para que la comunidad en general sienta esta característica como un atributo. La minería debe transitar hacia esos espacios de interpretación para hacer accesible ese conocimiento. El vínculo que tienen las personas con la minería desde la zona central hacia el sur de Chile no es el mismo que percibe alguien que vive en el norte".
Partamos por lo más básico. ¿Qué significa y cuánto pesa la minería en Chile?
- La minería está vinculada al desarrollo histórico y económico de Chile, sin embargo, pareciera que cuesta dimensionar su importancia, porque como país no hemos generado una educación minera que derive en la comprensión de sus procesos, sus etapas y también su aporte en el desarrollo tecnológico, social y económico. En la actualidad, vemos que esta brecha de conocimiento está siendo abordada por la industria. Eso ha significado mejorar sustancialmente los procesos de relacionamiento y comunicación con las comunidades y territorios.
La minería es una industria tremendamente avanzada, con estándares de seguridad que se van actualizando de manera permanente, que ofrece desarrollo laboral, sin duda, y con ello impacta en el crecimiento y bienestar de miles de familias. En nuestra región, el empleo directo e indirecto asociado a la minería alcanza un 57%.
Al mismo tiempo, empuja fuertemente la generación de innovación y el desarrollo de nuevos negocios. Por ejemplo, en Antofagasta operan 340 proveedores con base tecnológica y orientación a la innovación -liderando la escala nacional- seguido por la región Metropolitana con 221 proveedores. Eso habla del gran potencial que tenemos como polo para futuras startup. Y respecto a las oportunidades que ofrece para un desarrollo sostenible, el cobre jugará un rol fundamental en la descarbonización y en la transición verde que requerimos como sociedad. Hoy el 59% del uso del cobre está asociado a la conductividad eléctrica. ¿Cuál es el desafío? Lograr que todo este conocimiento y experiencia sea compartida no solo en las regiones donde se opera, sino con el resto de los territorios.
La minería necesita de certezas como todas las industrias y hoy día el mundo está convulsionando. ¿Cómo se enfrenta un escenario de cambios?
-El cambio no es negativo per se, se vuelve negativo cuando los procesos se prolongan y los acuerdos no prosperan. Este escenario de transformación que vivimos como país, debe ser una oportunidad para tomar acuerdos que beneficien a Chile para los próximos años.
Contamos con las mayores reservas de cobre del mundo, equivalente al 23%, y la industria minera concentra la inversión extranjera más alta respecto a otros sectores económicos. Por lo tanto, como país tenemos la responsabilidad de proporcionar garantías para nuevos escenarios de inversión.
En cualquier proceso de cambio lo importante es pensar en el futuro del país, no caer en trincheras, para ser capaces de mirar con perspectiva y sin sesgo.
Calidad de vida
Díaz dirige la FME, una de las instituciones más reconocidas por la ciudadanía, según los análisis realizados hace ya varios años por el Barómetro del IPP de la UCN.
"La palabra que mejor define nuestra identidad o nuestro factor de logro es la empatía por el otro. Hay una cultura interna donde cada una de las personas que componen el equipo se conectan de manera genuina con las comunidades. Hay un deseo permanente de estar al servicio y eso, al parecer, se percibe", detalló.
Los índices macroeconómicos de la Región están a la vista, sin embargo, la calidad de vida de este territorio es deficiente con otros territorios incluso "más pobres". ¿No hay allí un desarrollo ineficiente en una región que debiera ser modelo para el resto del país?
-Creo que el desafío ha sido lograr una cooperación efectiva cuyo objetivo esté centrado en los territorios y sus habitantes. No somos un ejemplo de articulación como sociedad en general. Nos cuesta ser flexibles y encontrar puntos comunes más allá de los intereses particulares. En este sentido, lo que esperan las personas es que, quienes están en espacios de decisión, se pongan de acuerdo. Somos una sociedad que necesita ser más generosa a la hora de tomar acuerdos. Hay que reconectarse con una pregunta, ¿para qué hacemos las cosas? Creo que, en este propósito, como Fundación estamos haciendo esfuerzos concretos por mejorar nuestra articulación con la comunidad.
En definitiva, ¿qué debe modificar la actividad minera en su relación, especialmente con las comunidades donde opera?
La minería es una industria de largo plazo y eso debe verse reflejado en el tipo de relaciones que se generen con las comunidades. Es indiscutible que la forma de relacionamiento no es la misma de hace 10 años y, en ese sentido, ha existido un entendimiento en que las relaciones deben ser respetuosas y transparentes. El desafío es seguir profundizando en promover espacios de diálogo transversal y horizontal, escuchando a las personas y hacer industria de forma sostenible. Una industria que se proyecta a 80 o a 100 años, debe también hacer un compromiso de largo plazo con las personas.
¿Qué riesgos advierte para el país?
-El escenario más triste sería la pérdida total de confianza, porque eso quiere decir que hemos llegado a un nivel de debilitamiento y fracaso de las instituciones y, por ende, un retroceso en el desarrollo del tejido social. Veo con preocupación cómo hemos perdido el valor y responsabilidad de lo que decimos, independiente del emisor, todo lo pasamos por el colador de la duda y eso a la larga hace daño en la construcción de relaciones humanas. Cuando los países llegan a ese punto de desconfianza, son muchas las generaciones que se pierden, antes de volver a encontrar el rumbo como sociedad nuevamente. Y en esa larga vuelta nadie gana.