"Las constituciones de 1925 y 1980 se implementaron en un plazo de entre ocho y 10 años"
A una semana del plebiscito de salida, el académico analiza cómo serían las reformas si gana una u otra opción y evalúa los aspectos más complejos de implementar.
El mundo académico ha estado encima del debate constituyente. No podía no estarlo. Así es como han aparecido voces evaluando distintos aspectos del proyecto redactado por la Convención Constitucional que será votado el próximo domingo.
José Ignacio Martínez es decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Los Andes, profesor y experto en Derecho Constitucional e investigador de POLIS, Observatorio Constitucional de la misma casa de estudios. Dice que un nuevo texto es un desafío jurídico gigantesco, pero que no necesariamente obliga a los abogados a estudiar de nuevo toda la ley. "Obviamente depende de la profundidad de los cambios que se introduzcan. Sin embargo, una sólida formación en la teoría constitucional, es decir, en los fundamentos, principios y objetivos del derecho constitucional, permite entender que las constituciones son, antes que todo, instrumentos de limitación del poder por medio del derecho, a fin de lograr la protección de los derechos y libertades esenciales de las personas. Sobre esa base es posible adaptarse a las modificaciones, e interpretarlas de la manera que resulten más acordes a esos fundamentos, principios y objetivos", sin la necesidad de pasar de nuevo por las aulas.
-Considerando que la propuesta que gane el 4 de septiembre podría ser triunfadora por estrecho margen, jurídicamente, ¿cuál es el escenario más probable en ambos casos (ganando el Apruebo y ganando el Rechazo)?
-Me parece que más allá de las dos opciones, se ha ido generando un amplio acuerdo respecto de que la propuesta presenta problemas, algunos de ellos muy preocupantes. Así lo demuestran las ideas de rechazar para avanzar a un nuevo texto, y de aprobar para reformar. A mi juicio esto significa que, si ganase el Rechazo, la redacción de otro proyecto debería abandonar todos aquellos aspectos refundacionales que no resultan muy acordes con nuestra historia, con el constitucionalismo democrático y con la mejor tradición constitucional comparada. Si triunfase la opción Apruebo, deberían introducirse cambios relevantes en la misma línea que acabo de señalar.
-Ahora que fue recién aprobada la reforma constitucional que rebaja el quórum a 4/7, ¿es más fácil modificar la Carta Magna con estas reglas o con las que se proponen en el proyecto?
-Es más fácil reformar el actual texto, porque se fijó una regla única de 4/7 de los diputados y senadores en ejercicio. En el proyecto, la reforma es más compleja. Hasta el 11 de marzo de 2026, las reformas requerirán 4/7 de los diputados y senadores en ejercicio, y deberá convocarse además a plebiscito ratificatorio tratándose de reformas que alteren sustancialmente el régimen político y el período presidencial; el diseño del Congreso y la duración de sus integrantes; la forma de Estado Regional; los principios y los derechos fundamentales; el capítulo de reforma y reemplazo de la Constitución, y los capítulos de Naturaleza y Medioambiente y de Disposiciones Transitorias. A su vez, los pueblos indígenas tienen derecho a ser consultados previamente a la adopción de las leyes de reforma, porque obviamente los cambios a la Constitución son una temática que los afecta. Y, si las reformas
"Si ganase el Rechazo, la redacción de otro proyecto debería abandonar todos aquellos aspectos refundacionales que no resultan muy acordes con nuestra historia, con el constitucionalismo democrático y con la mejor tradición constitucional comparada".