FMI recuerda a los Gobiernos contener gastos y advierte un duro 2023 para Latinoamérica
INFORME. El organismo da por hecho que los intentos por contener la inflación desbocada van a generar una disminución en salarios y mayor desempleo.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) lanzó ayer un mensaje a los Gobiernos para que no olviden contener su gasto, en plena espiral inflacionaria mundial, aunque también pidió que tomen medidas para ayudar a los más vulnerables, especialmente en regiones como América Latina, donde si bien se espera que el año en curso tenga un desempeño económico por sobre la media, para 2023 se proyecta una caída.
En su informe de perspectivas mundiales, el Fondo dedica un extenso apartado a la inflación y a las medidas para detenerla, y celebra que los bancos centrales estén ya actuando para tratar de contener los precios, aunque admite que debe haber medidas para ayudar a los más vulnerables a sobrellevar el encarecimiento del costo de la vida, insiste en el deber de los Gobiernos por buscar la consolidación fiscal y reducir su déficit público para evitar que su deuda siga creciendo.
El primer objetivo, recalca el FMI, es la estabilidad de precios, sin la cual "cualquier beneficio que produzca el crecimiento económico corre el riesgo de verse devorado por el elevado costo de la vida".
El Fondo da por hecho que contener la inflación tendrá un costo sobre los mercados laborales y los salarios, dado que habrá más desempleo y los sueldos se resentirán a medida que la política monetaria se endurezca.
No a congelar precios
Mientras dure el ajuste que cada país tendrá que realizar según su realidad, hay que "proteger a los más vulnerables", pero también se debe "compensar cualquier nuevo aumento de gasto", insiste el FMI.
Por ejemplo, reconoce la presión que tendrán muchos Gobiernos si tienen que decidir subidas de sueldo de los empleados públicos por encima de la inflación. "Si no hay contracción fiscal por otro lado, o si hay aumentos de gasto público sin financiamiento suficiente o reducción de impuestos, la inflación subirá más y hará más difícil el trabajo de los gobernantes", avisa el informe.
Además, el FMI se muestra contrario a poner tope a los precios de los alimentos o la energía, como ocurre en Argentina y Reino Unido, respectivamente, pues a la larga "beneficia más a los que más consumen que a los que más lo necesitan".
América latina
La proyección para Latinoamérica resistirá este año al impacto mundial de la guerra de Ucrania y los últimos coletazos de la pandemia, y crecerá 3,5%, tres décimas por encima de la media global, aunque en 2023 la región se verá arrastrada por los malos datos de sus socios comerciales (ver recuadro) y crecerá solo 1,7%, una rebaja de tres décimas y muy lejos del 6,9% de 2021.
El mejor resultado de este año será posible gracias a los precios favorables de las materias primas, las aún buenas condiciones de financiamiento externo y la normalización de actividades en sectores como la hotelería y la alimentación.
Sin embargo, se espera que el crecimiento en la región se desacelere a finales de este año y en 2023, a medida que se debilite el crecimiento de los países socios, se endurezcan las condiciones financieras y se debiliten los precios de las materias primas.
De las dos principales economías regionales, México y Brasil, la primera crecerá 2,1% este año (tres décimas menos que lo estimado en julio) y 1,2% el próximo; el segundo lo hará 2,8% este año y 1% en 2023.
Inflación desbocada
El organismo dirigido por la búlgara Kristalina Georgieva ofrece en su informe también datos de perspectivas de inflación y estima que en Latinoamérica y el Caribe los precios subirán este año 14,1% en promedio, mientras que en 2023 la vida seguirá encareciéndose en la región en 11,4%.
Recién en cinco años, 2027, se espera que el principal indicador de los precios se sitúe en 5,7%, sin incluir a Venezuela.