Estudio aborda por qué culturas costeras preferían utilizar recursos del desierto profundo para elaborar arpones de caza
CIENCIA. Un arpón de la costa construido con huesos de guanaco, madera de tamarugos y fibras vegetales traídas desde cientos de kilómetros de la costa. Arqueólogos buscan respuestas a través de análisis de sitios arqueológicos de la región.
En la historia arqueológica de las tecnologías muestran que, en ocasiones, los objetos parecen ser diseñados de forma aparentemente irracional. No obstante, las investigaciones determinan que son el resultado de racionalidades distintas a las comúnmente utilizadas. El caso de los arpones precolombinos de madera para caza marina en la costa de Antofagasta es un claro ejemplo de ello, pues si bien era una tecnología clave en el modo de vida costero, fue diseñada con materiales prácticamente ausentes en el litoral, aumentando sustancialmente sus costos de producción.
Los arpones condensan en un solo objeto diversas materias primas de la época: huesos de mamíferos marinos y terrestres, cuero, madera, fibra vegetal, piedra, cobre, pigmento, resina y espina de cactus. Si bien una fracción de estos materiales eran obtenidos en el litoral, la mayor parte provenían del desierto interior, de fuentes distantes a decenas o cientos de kilómetros de la costa, cuya obtención ocurría gracias a movimientos logísticos para su acceso directo o bien por intercambio.
Recientemente, la arqueóloga Daniela Grimberg y otros autores publicaron los resultados de su estudio "Árboles para la caza marina. aprovisionamiento forestal y tecnología de la madera en los arpones del litoral de antofagasta", una investigación de carácter preliminar y aproximativa, que propone que los colectivos litorales emplearon maderas de diversas especies como tamarugos, algarrobos y molle para fabricar sus arpones de caza marina entre el 6.500 AP y la época de contacto europeo. Ello pese a tener un superávit de otras materias primas mucho más resistentes y duraderas en las inmediaciones de sus hábitats, como los huesos de mamíferos marinos.
"Mi interés por este tema radica principalmente en el uso de la madera a nivel regional, en un contexto medioambiental desértico donde este recurso no es abundante. Este es un tema que continúo estudiando, desde distintas aristas, como las propiedades físico-mecánicas, la accesibilidad o la trabajabilidad, pero principalmente desde la selección de maderas a partir de percepciones culturales que sobrepasen sus cualidades funcionales. La madera nativa de la región, como otras especies vegetales, presenta cualidades que durante la prehistoria tuvieron relevancia en el desarrollo social de las distintas comunidades que las utilizaron, reflejando un conocimiento profundo y heredado generacionalmente, y que no se circunscribe exclusivamente a lo funcional", comenta la investigadora.
Desde Taltal a Río Loa
Los materiales estudiados provinieron de 11 sitios arqueológicos, cementerios de túmulos funerarios, ubicados entre la desembocadura del río Loa por el norte y el sur de Taltal, con una cronología que abarca desde el período formativo hasta la época colonial. Los resultados demostraron que los grupos cazadores recolectores marinos de Antofagasta seleccionaron distintas especies arbustivas y arbóreas para confeccionar sus arpones, en una variabilidad dada por los territorios de apropiación y las vías humanas de circulación e intercambio.
En dicha selección, apunta el estudio, operaron elementos simbólicos que podrían explicar la utilización de materiales específicos para la construcción de arpones. Para Grimberg, el saqueo del que han sido víctimas valiosos sitios arqueológicos del desierto costero dificultan asociar esos elementos a un elemento de estatus dentro de las comunidades costeras. "Para vincular ciertos elementos a la detención de estatus social, se requiere conocer la ubicación original de los materiales que estamos estudiando, como por ejemplo, una determinada herramienta enterrada junto a su dueño quien además presenta ciertas características que nos permitan asociarlo a una posición privilegiada dentro de su comunidad. No obstante, en comunidades cazadoras, pescadoras y recolectoras, las relaciones sociales no cumplen necesariamente con esta lógica, tratándose más bien de comunidades igualitarias"
La investigadora, que actualmente cursa el posgrado en la Universidad de La Sorbonne, añade que a partir de los estudios desarrollados por el arqueólogo Benjamín Ballester, más que el aspecto simbólico de la ofrenda en lo funerario, lo relevantes "es la faceta simbólica tras el diseño y cadena de producción del objeto-arpón pues, aunque podrían haber fabricado los arpones con un solo material propio de la costa, lo interesante es que utilizaron numerosos tipos de materiales, obtenidos de diferentes seres vivos y procedentes de múltiples paisajes, en su gran mayoría del interior. En la tecnología costera juegan factores simbólicos y culturales que van más allá de la economía y el costo beneficio formal. Por esta razón utiliza en el diseño del arpón el hueso del guanaco, la fibra de algodón, la lítica pampina, las resinas vegetales, el pigmento mineral, la espina del cactus y la madera del interior", precisa.
Cabe indicar que el estudio se enmarcó en un proyecto financiado por el Fondo Nacional de Ciencia y Tecnología, que abordó las interacciones entre distintas comunidades ubicadas que habitaron la costa del desierto de Atacama, como aquellas que se asentaron en oasis al interior del desierto, a lo largo del curso del río Loa o en el Salar de Atacama. Tanto el estudio de las fuentes de aprovisionamiento, así como las investigaciones en torno a la iconografía y la tecnología empleadas han permitido entender la procedencia tanto de los recursos utilizados en la elaboración, como de los mismos objetos hallados en sitios arqueológicos. "En este sentido podemos dar cuenta de la movilidad de bienes culturales entre comunidades que nos hablan de relaciones interculturales. En este sentido, la tecnología de arpones y astiles de caza marina tiene una firma puramente costera, en tanto que la madera con la que fueron confeccionados procede de lugares lejanos a la costa, que si bien durante el período Formativo la cubierta vegetacional pudo haber sido mayor, ésta no se desarrolló en la costa. Por tanto, esto nos lleva ineludiblemente a pensar en la incursión hacia sectores lejanos para proveerse del recurso leñoso, y otros recursos de igual importancia como materiales líticos, fibras animales, pigmentos y cultígenos, que promovieron y representan a su vez la interacción con comunidades del interior", precisó Grimberg.