Con Francisco ante el ataúd de Benedicto XVI, se termina la inusual era de los "dos Papas"
VATICANO. En Italia, la prensa apunta a que ahora se inicia una segunda etapa con una gran tensión entre la corriente progresista frente a la conservadora.
Agencias
Con la poderosa imagen de Francisco posando sus manos sobre el féretro de su predecesor, Benedicto XVI, tras el funeral concluye la "época de los dos papas", en la que después de un primer momento de sorpresa se consiguió un importante equilibrio entre las dos áreas de la Iglesia, una más progresista y la otra conservadora. Ahora, tras la muerte del emérito, se abre una nueva fase del pontificado.
Francisco siempre apreció la presencia de Benedicto XVI, que "en silencio todos estos años sostuvo la Iglesia", considerado como "un abuelo en casa", y cuando los miembros del ala más conservadora intentaron "utilizar" al Papa emérito contra Jorge Bergoglio, fue el mismo Joseph Raztinger quien los frenó.
"La contingencia histórica que vio coexistir a dos sucesores de Pedro al mismo tiempo configuró una situación institucional inédita para la Iglesia, que también puede ser delicada. Tal vez alguien pensó en aprovecharse de ello, y tal vez incluso trató de sembrar la confusión. Pero no tuvo éxito en su intento", resumió el secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin, al diario "Corriere della Sera".
Italia rumorea tensión
En este escenario, en Italia se habla del "inicio de la segunda fase del papado de Francisco" a raíz de las palabras del histórico secretario del emérito, monseñor Georg Gänswein, en una entrevista con el diario alemán "Die Tagespost".
El hombre más cercano a Joseph Ratzinger no pasó desapercibido al comentar sobre un "punto de inflexión" en las relaciones con Jorge Mario Bergoglio en 2021: el año en que Francisco puso varios obstáculos para la celebración de la misa con el rito en latín, anterior al Concilio Vaticano II. Para celebrar la misa "tridentina" era necesario pedir permiso al obispo.
Eso supuso para el emérito "un dolor en el corazón", aseguró Gänswein, cuyas palabras tuvieron gran repercusión en los medios italianos.
El diario "La Repubblica" planteó que "para los círculos conservadores y tradicionalistas, la personalidad de Joseph Ratzinger se ha mantenido como un baluarte para frenar las propuestas de Bergoglio" y "ahora se sienten huérfanos", pero también más libres.
Incluso "Il Messaggero", el único diario que lee el Papa Francisco, tituló que la "guerra de las corrientes ya empezó".
"Una vez concluido el entierro del apacible Benedicto XVI en las Grutas vaticanas, hay quienes en el Vaticano prevén que comenzarán los problemas para el Papa Francisco, porque el mayor riesgo ahora será el de encontrarse frente a frente con una Iglesia menos compacta, atravesada por microfracturas, con cismas más o menos progresivos", añadió.
Los dos ejemplos claros en esta nueva batalla entre facciones son el de la iglesia alemana, donde el proceso sinodal iniciado hace tres años por los obispos se está convirtiendo en movimiento revolucionario que espera que Francisco acabe con el celibato de los sacerdotes o apruebe la ordenación de mujeres, así como la introducción de la bendición de las parejas homosexuales.
En el lado contrario, el sector conservador toma fuerza en Estados Unidos, donde el "New York Times" se hizo eco de la oposición a Francisco con un artículo titulado "Para los católicos conservadores en los Estados Unidos, la muerte del papa Benedicto es la pérdida de un héroe".
Papa emérito descansa
En medio de las veladas tensiones desatadas, los restos del Papa emérito Benedicto XVI, fallecido el sábado pasado con 95 años, ya reposan en la cripta de la basílica de San Pedro del Vaticano, tras un entierro con unos 50.000 asistentes y que culminó cinco días de exequias por su muerte.
Los restos del emérito reposarán en la que hasta 2011 fue tumba de Juan Pablo II y, como manda la tradición, lo hacen en un féretro triple: uno en madera de ciprés, introducido en uno segundo de zinc y sellado y revestido todo en uno tercero en olmo barnizado.
El cuerpo de Benedicto XVI fue expuesto entre el lunes y el miércoles en una capilla ardiente en la basílica vaticana por la que pasaron casi 200.000 files y sus restos fueron introducidos en la tarde del miércoles en la primera caja, revestida en su interior de terciopelo carmesí.