Andrés Sabella y la bohemia
Toda noche tiene su encanto. Permite conocer y reconocer a los más variados y distintos personajes. Andrés Sabella vivió una intensísima vida noctámbula en Santiago, donde tuvo la oportunidad de alternar con los más distintos personajes, de todas las estirpes y pelajes.
Su deambular bohemio se construyó paso a paso, noche a noche. Una de las primeras salidas nocturnas en la capital (1932) fue en compañía del dibujante e ilustrador antofagastino Cayetano Gutiérrez Valencia, en sus dibujos, "Zayde". Este propuso comer juntos, para presentarle al periodista Luis Fernández Navas, quien, por años publicó sus artículos de "El traspunte Indiscreto", en el Diario Ilustrado. "Se fijó la cita, el sábado, que ya se nos venía encima, a las 9:00 de la noche". El lugar propuesto fue "La Trinchera", del cual no tenemos mayores referencias, pero sí de lo consumido por Andrés.: "Caldillo de congrio y tallarines; cazuela de gallina y tallarines". ¡Qué buen estómago se posee en la juventud! El lado romántico lo resumió Andrés al señalar que "Era el tiempo de andar acariciando endecasílabos y estrellas"
Pero, como todo tiene un antes, en el caso de "Zaide" también. "El Mercurio" local, en aquel tiempo, mantenía una librería que se encargaba de vender los diarios y revistas y alguien debía atenderla.
"Aquel puesto era servido por un joven que, más que contar billetes, prefería manejar pinceles: Cayetano Gutiérrez Valencia, quien, a poco andar, viajó a Santiago, al Bellas Artes, convirtiéndose, después en el famoso dibujante "Zayde". Muchos de sus dibujos, de fantasía exuberante, se publicaron en las primeras páginas dominicales de este diario, entre 1927 y 1930. (Don Rafael y El Peneca)
Es tiempo de rescatar para la memoria colectiva la figura de Cayetano Valencia, "Zayde". Para Andrés, en lo físico, fue una figura para emular. Puesto que en el:
"Encontramos, cuando comenzábamos la carrera literaria, la encarnación del artista. Nos deslumbró su atuendo: Un chambergo airoso, bajo el cual se ocultaba el rostro de un boxeador, y más abajo, una corbata "Llorona" o "Flotante", como se llamaban a aquellas que los pintores y poetas se anudaban al desgaire…" ("Zayde", un dibujante de este diario).
Sergio Gaytán M. Desde "Calas para Andrés Sabella"