Región mantiene alta brecha en participación laboral de mujeres
TRABAJO. La brecha de género en la participación laboral registra -25,5 puntos porcentuales en desmedro de las mujeres.
El histórico rezago en inclusión en el mercado del trabajo que afecta a mujeres, extendido durante la pandemia por la mayor demanda de roles de crianza y labores de hogar, mantiene hasta hoy una alta brecha de género de participación laboral en la región, según detalla un reciente reporte del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) correspondiente al trimestre septiembre-noviembre pasado.
De acuerdo a esta entidad, del total de personas que declaran razones familiares permanentes (cuidados y quehaceres domésticos) para no participar en la fuerza de trabajo, 98,0% corresponden a mujeres en la Región de Antofagasta, en contraste con 2,0% de los hombres.
Una realidad que reconoce la residente boliviana Dayolin Choque (33), quien además detalla que en las mismas entrevistas de trabajo apuntan a revelar los compromisos que se mantienen en el hogar. Choque habita en el campamento Mirador de La Portada. "Hay muchas dificultades para trabajar; como, por ejemplo, en el caso de los niños. Acá en el campamento hay muchas mamás que son mamás solteras. Algunas no pueden trabajar por sus hijos, y también porque si tienes dos o tres niños y si enferma más de un niño, en el mes no te quieren dar más de un permiso. Cuando uno va a buscar un trabajo de lo que sea, lo primero que te preguntan es si tienes hijos. Si tú dices sí, te preguntan de inmediato si son chicos, si van al colegio, en qué horario y si dificultaría trabajar y si se daría un 100%. Para uno como mamá es muy distinta la realidad a la del hombre, quien deja a su mujer en la casa y parte al trabajo, con mucha más facilidad en su labor".
"Aparte de los estudios es lo mismo, porque con la pandemia ha habido muchos cambios en los horarios en las escuelas. A veces te llamaban de los Jardines, donde no tenían al niño todo el día porque empezaba a estornudar y lo mandaban a buscar. Lo mismo con los colegios, donde los cierres por casos de gripe a nosotras como mamás nos perjudica mucho para trabajar", agrega Choque, quien se desempeña como auxiliar de aseo en el Puerto de Antofagasta. En el lugar reconoce que termina sus labores a la 22:00 horas en el turno de la tarde, lo que en ocasiones dificulta su regreso a casa por falta de transporte público y por la inseguridad de la zona.
De acuerdo a los datos del INE, en la Región de Antofagasta la tasa de participación laboral femenina registra un 51,6% en el caso de mujeres, mientras que en el caso de los hombres este indicador asciende a 77,1%. La brecha de género en la participación laboral registra -25,5 puntos porcentuales en desmedro de las mujeres.
Mientras que en el caso de insuficiencia de horas trabajadas en Antofagasta (personas ocupadas que trabajan menos horas semanales por causas involuntarias y están dispuestos a trabajar más horas), el rango trabajaron 30 horas o menos a la semana registra un 23,8% en el caso de las mujeres ocupadas y un 9,5% en el caso de los hombres ocupados.
Para la comerciante ambulante Carla Guerrero (42), quien cumple esta labor en el sector del parque Croacia, cumplir con un trabajo formal resulta imposible debido al cuidado de hijos menores de edad. "Trabajando en esto puedo arrancarme en cualquier momento si necesito hacer algo. Es la mejor manera para trabajar, porque con un contrato no podría estar fuera de la casa todo el día por mis dos hijos", explica.
Discriminación laboral
Mientras que la residente colombiana Luz Núñez (31), dirigenta vecinal del campamento Unión Esperanza, expresa que la menor participación de la mujer en el mundo laboral también se manifiesta en empresas y compañías que impiden a las mujeres ocupar puestos de mayor rango. "Se prefiere dar estos puestos a los hombres que a las mismas mujeres, a pesar de que somos y tenemos la capacidad para hacerlo. Aparte de ese tema, está ahorita el tema de la economía y la delincuencia. Para las mujeres ahora es bastante complejo salir a las calles y vernos en peligro de que nos roben, nos abusen. A raíz de la pandemia, muchos tuvimos que llevar nuestros trabajos a las casas, y el tema se agravó, porque fue mucha la carga laboral que tuvimos. Debido a esto también llegaron enfermedades, psicológicamente también nos afectó", afirma.
"Creo que la situación es bastante compleja a nivel de salud y también económico, a lo que se agrega ese racismo que, a pesar de que hemos luchado por eliminarlo, siempre existe. Nosotras, las mujeres, nos hemos visto afectadas laboralmente por la misma maternidad, por la misma economía, por la salud, la delincuencia y porque no nos dan el valor que nosotras merecemos. Tampoco ven las capacidades que nosotras tenemos para desarrollar cualquier tipo de trabajo. Yo conozco en mi población mujeres que son arquitectas, que son constructoras. Otras que se dedican a la gasfitería, que arreglan cosas, carpinteras; pero este tipo de trabajo no es bien visto en una mujer", añade Núñez, quien hoy trabaja al cuidado de un adulto mayor.