El norte de Chile es la zona del planeta que recibe los mayores niveles de radiación solar. No por nada esta parte del Desierto de Atacama alberga actualmente decenas de proyectos de energía solar, y se estima que en los próximos años las inversiones en este campo incluso aumentarán.

Pero lo que es bueno para la economía y la industria, es un riesgo para las personas. Sobre la piel, los rayos del sol pueden tener serias consecuencias, que van desde la quemadura solar aguda, hasta el cáncer de piel, una patología que si bien tiene alta frecuencia en el país, todavía no se toma con la seriedad que requiere.

El dermatólogo Eric Marín Espinoza, del Hospital Clínico de la Universidad de Antofagasta, explica que si bien la conciencia respecto a los riesgos del sol ha aumentado con los años, aún estamos lejos de comprender cabalmente el daño que nos puede provocar. "Falta todavía mucha concientización y una política para entregar esa información a la gente, sobre todo en zonas como la nuestra, que está más expuesta a sus efectos nocivos", sostiene el especialista.

¿Qué significa en términos de exposición solar vivir en el norte de Chile?

-Esta es una de las regiones de mayor radiación solar, estamos hablando de la radiación ultravioleta A y ultravioleta B, que son las que llegan a la Tierra. Se trata de intensidades muy, muy elevadas, de las mayores del mundo, lo que se expresa en nuestra incidencia de cáncer de piel, que claramente es mucho más elevada que la de otros países.

¿Las personas han desarrollado conciencia sobre el daño que provoca el sol?

-Comparado con décadas anteriores, hay mayor conciencia. Antes la gente no se aplicaba ningún tipo de protector solar, al contrario, usaban bronceadores, que no protegen del sol. Eso con el tiempo ha ido cambiando, sobre todo entre en los padres, que ahora tienen una preocupación especial por los niños; y también en las empresas, que entregan elementos protectores a sus trabajadores. Es decir, hay una consciencia, aunque todavía es insuficiente, principalmente en nuestra región, donde la radiación solar es muy potente.

¿Si el cáncer de piel es tan frecuente, por qué no nos moviliza a cuidarnos tanto como otros cánceres?

-Incide mucho en eso el hecho que no es un cáncer que genera tanta mortalidad. También incide que son cánceres de muy lenta evolución, entonces tiene que pasar más tiempo antes de desarrollar las primeras manifestaciones.

¿Qué sea menos mortal, significa que debamos cuidarnos menos?

-En la región vemos dos grandes tipos de cánceres de piel: los basocelulares y espinocelulares, que no son tan agresivos. Ambos pueden generar gran complicación en las personas, lo que nosotros llamamos morbilidad, pero la mortalidad es bastante inferior a otros cánceres. El melanoma sí es un cáncer mucho más agresivo, pero no es tan frecuente. Sin embargo, se debe resaltar que, aunque no tengan una mortalidad tan elevada, porque no diseminan o no metastizan tan tempranamente, sí crecen y pueden ser muy destructivos y generar problemas importantes, donde la resolución, que fundamentalmente es con extirpación, puede ser compleja.

¿Hay factores que predisponen?

-Hay factores genéticos y también hay factores relacionados con tipos de piel, porque las pieles blancas siempre van a estar más expuestas. Otros factores son los ambientales, como el arsenicismo, que todavía persiste y predomina en nosotros. De hecho, hay estudios que indican que el arsenicismo puede transmitirse placentariamente a los hijos, de manera tal que esa nueva generación también estará expuesta a sus consecuencias cancerosas, que no son solo a nivel de la piel.

¿Del sol hay que protegerse en el verano solamente?

-Durante el periodo estival la radiación solar aumenta, pero en nuestra región la radiación es alta todo el año y, por lo tanto, las precauciones deben tomarse todo el año, no solamente a nivel de cáncer de piel, sino de todas las patologías cutáneas que se ven influenciadas por la exposición solar. Por eso acá el protector solar debe usarse siempre, recomendamos factor 30 como mínimo, y de líneas medicadas, que son más confiables. Y como complemento, el uso de gorros, sombreros, las ropas con filtro UV también son muy útiles en faenas mineras. El uso de lentes de sol de material adecuado igual es clave, porque el daño solar a nivel de la córnea, a nivel de la conjuntiva ocular y la retina, es importante.

¿La peligrosidad del sol irá aumentando a futuro?

-Hay que considerar qué pasa con el daño en la capa de ozono, que en nuestra región no está afectando tanto, pero en el sur sí lo está haciendo. Aparentemente la capa de ozono se ha ido recuperando, pero hay factores, como el cambio climático, que no sabemos cómo influirán en la radiación ultravioleta y cómo esa radiación llega a nuestro planeta. Lo importante es saber que la radiación solar, cuando menos, se mantendrá así de intensa. Es decir, puede aumentar o mantenerse, pero no bajar, por lo tanto en el futuro el uso de medidas de seguridad debiera ser más urgente y obligatorio en todo tipo de labores.

Eso nos pone frente a un desafío de salud importante…

-Claro, la conciencia debe ir aumentando en todos. Falta todavía mucha concientización y una política para entregar esta información a la gente, especialmente en zonas como la nuestra, que está más expuesta a sus efectos.

Considerando que el daño es acumulativo, ¿espera una explosión de cánceres de piel en 10 o 20 años más?

-El uso de protectores solares ha ido aumentando, como también han mejorado los tratamientos médicos, entonces espero que se mantenga más o menos controlado. Hoy existen tratamientos para controlar los cánceres basocelulares y espinocelulares más avanzados y extensos, y eso ayuda, pero claramente vamos a necesitar más oferta dermatológica privada y pública para atender a la gente de más escasos recursos. En concreto, espero que disminuya el tipo de tumores grandes, que son difíciles de solucionar, pero sí vamos a ver con más frecuencia tumores pequeños, más fáciles de resolver, porque la detección es más temprana.

¿Qué precauciones hay que tomar durante esta época de verano?

-Hay que considerar dos factores principalmente: primero, las altas temperaturas y luego la radiación ultravioleta. La primera aquí no nos afecta tanto, quizás afecta mucho más en Europa, por ejemplo, donde las temperaturas causan deshidratación en niños y adultos mayores. Pero acá la radiación sí es importante, porque puede generar quemaduras solares de forma aguda o crónica, lo que se traduce en envejecimiento de la piel, manchas o, más grave aún, cáncer a la piel.