La fascinante historia del "espía perfecto" de la guerra de Vietnam
Nunca nadie sospechó en 20 años del joven que fue enviado a estudiar a California para conocer cómo pensaba el próximo "enemigo" bélico. La vida de Pham Xuan An, clave para la victoria comunista sobre EE.UU., será llevada al cine.
La vida del espía vietnamita Pham Xuan An, que durante toda la Guerra de Vietnam aprovechó su posición de periodista local de confianza de Estados Unidos para aportar información decisiva, será llevada al cine gracias a la adaptación del libro que cuenta su vida y que se empezará a rodar este año en Vietnam.
"Se distribuirá por todo el mundo y se rodará sobre todo en Vietnam, aunque espero que también en California. Están escribiendo el guión y se estrenará de aquí a tres años", declara a Efe Larry Berman, autor del libro Perfect Spy (El espía perfecto), publicado en 2008 por Harper Perennial y recientemente traducido al vietnamita.
El autor firmó el año pasado un contrato con la productora BHD Co. para realizar el film, que será dirigido por el director vietnamita Charlie Nguyen.
No muy lejos de la cafetería de la antigua Saigón (hoy Ho Chi Minh) en la que habla Berman, Pham Xuan An desempeñó durante casi dos décadas su labor de espía delante de la plana mayor de los periodistas estadounidenses y de los responsables militares, que nunca sospecharon de aquel educadísimo reportero vietnamita.
La historia de An, una de las más fascinantes del conflicto bélico, arranca en 1956, cuando Vietnam queda dividido en dos tras la derrota de los colonizadores franceses y el Norte comunista necesita información sobre la nueva potencia extranjera que patrocina al Sur: Estados Unidos.
Por su habilidad para los idiomas y las relaciones personales, el veinteañero An es elegido para viajar a Estados Unidos vivir allí y comprender la manera de ser y de pensar del país que ya se perfilaba como el próximo enemigo bélico del Vietnam comunista.
Su aguda inteligencia y su habilidad para las relaciones humanas en un Saigón plagado de estadounidenses le permiten realizar la jugada redonda: Edward Lanslade, responsable de la misión militar de Estados Unidos en Vietnam, se convirtió en su mentor y patrocinó su viaje a California para cursar estudios de Periodismo.
"Estaba oculto a la vista de todo el mundo", dice Berman, profesor emérito de la Universidad de California.
Estudiante modelo, An se deja seducir en California por un estilo de vida muy distinto al de su Saigón natal, hace amigos, recibe premios por su brillantez académica y aprende todos los secretos de una forma de hacer periodismo libre de la que se enamoró para siempre.
Su idilio con EE.UU. termina al cabo de dos años ("los dos mejores años de mi vida", dice en el libro), cuando sus superiores lo llaman para regresar a su país y poner en práctica los conocimientos adquiridos en su periplo estadounidense.
Gran corresponsal
De vuelta en Vietnam ejerce de corresponsal para la agencia Reuters, la revista Time y el New York Herald Tribune, se convierte en el periodista vietnamita más respetado y en la referencia de algunos grandes reporteros estadounidenses, que se nutren a menudo de su información, que solía ser veraz.
Al tiempo que proporciona esa información a los periodistas y despacha con altos dirigentes del destacamento estadounidense, An proporciona a su bando mensajes escritos en tinta invisible y camuflados en rollitos comestibles que dejaba siempre bajo el mismo árbol y que una vendedora ambulante recoge para hacerlo llegar a dirigentes del Vietcong.
Con ese sistema proporcionó información vital al bando comunista, entre la que Berman destaca la que permitió a las fuerzas revolucionarias una contundente victoria en Ap Bac en 1962 y la ofensiva del Tet, que en 1968 representó un punto de inflexión en la guerra para la victoria comunista definitiva siete años después.
Fue entonces cuando se reveló el papel de An para asombro de las decenas de estadounidenses que lo habían tratado y con quienes había trabado una amistad que parecía sincera.
En abril de 1975, antes de la caída de Saigón, el propio An ayudó a escapar a EE.UU. en helicóptero a algunos amigos vietnamitas que, de haberse quedado, hubieran sufrido las represalias del régimen victorioso.
"Era el momento en que se podía quitar su máscara, pero después de tantos años, se había convertido en su propia máscara", afirma Berman, quien conoció a An por casualidad en Saigón y con quien mantuvo largas conversaciones hasta su muerte por enfisema pulmonar en 2006.
Castigado por el régimen
Tras la victoria comunista An fue ascendido a general, pero pagó con 18 meses en un campo de reeducación su ayuda al enemigo y su ignorancia en teorías marxistas y con nueve años de arresto domiciliario su atrevimiento de decir que el sistema económico que los comunistas querían implantar era un fracaso. "An desde el principio fue un nacionalista acérrimo y un comunista por obligación", apunta Berman.
Con su sempiterno cigarrillo en los labios o los dedos (se hizo adicto al tabaco en EE.UU. y fumó cinco paquetes al día por más de medio siglo), An pasó los últimos años de su vida de forma modesta junto a su familia y sus adorados perros en Saigón, con la pena de que el régimen no le permitía regresar de visita a Estados Unidos.
Sin embargo, tuvo la satisfacción de participar en el deshielo de las relaciones de Vietnam y EE.UU. en los años 90, y de ver cómo su hijo ejercía de intérprete para el presidente George W. Bush.
Expectante por ver cómo se plasma su libro en el cine, Berman expresa medio en broma una última duda sobre la historia, de la que sabe que An solo contó una pequeña parte: "¿Cómo sé si mi libro no fue el último gran trabajo del espía Pham Xuan An?".
El periodista Larry Berman entrevista al espía vietnamita Pham Xuan An, que fumaba cinco paquetes de tabaco al día..