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Llenar las casillas con cifras de 1 a 9 de modo que en cada fila, columna y "caja" aparezcan solamente esos nueve números sin repetirse.
Solución día anterior
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Si Andrés sintió admiración por un escritor, este lo encarnó en la figura del joven José Domingo Gómez Rojas (1896-1920) poeta ("Rebeldías líricas", 1913; En la compilación "Selva Lírica." de 1917, fue publicado bajo el seudónimo de "Daniel Vázquez"), intelectual y dirigente político universitario de la Universidad de Chile: (FECH, J. W. W. Y. FOCH).
A José Domingo Gómez Rojas, preso y torturado, lo derivaron a la Casa de Orates, dónde encontró la muerte. Andrés Sabella dedicó a él varias publicaciones: "Gómez Rojas, realidad y símbolo" 1937; "Popularización de Gómez Rojas" 1939; y el Cuadernillo número 76 de sus colecciones "Hacia", además de recordarlo en cuánto acto universitario viniera el caso. Y en distintas "Linternas" donde hizo mención de su personalidad y lírica.
Estas menciones van desde el recordar breves versos: "con sólo abrir los brazos, soy la cruz de mi martirio" (La Cruz") O aquella de solicitar dinero al rector Juvenal Hernández para difundir su obra: "La FECH siempre polémica, hoy necesitaba dinero para editar un libro de poemas revolucionarios de Gómez Rojas, que obsequiaría a los asistentes al Congreso Latinoamericano de 1937 ("De la ley.") O volver a poner en el tapete hechos que el tiempo casi olvida: "Acaso, en 1920, no fue la FECH la que, ensangrentándose con la muerte del poeta Gómez Rojas coma le evitó al país una guerra fratricida con Perú.?" (La FECH").
Cada vez que se refería a un asunto de leyes, abogados jueces, mencionaba que, siendo alumno, José Domingo había estudiado en el Instituto Pedagógico y en la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile.
"En Chile, José Domingo Gómez Rojas, el poeta mártir de 1920, enloqueció en una prisión por su amor a la paz. Los últimos instantes de lucidez los empleó en escribir sus "Protestas de Piedad", que no son de piedra, sino de ternura. Del fondo de una celda de la Penitenciaría de Santiago salió, entonces, una sola palabra que lo definía, notablemente: ¡Piedad! ¡Piedad! Para quienes lo castigaban (...) Era un poeta a cabalidad, porque era un hombre entero". (Un "ring" para los jueces")
Su poema Protestas de Piedad, leído y difundido durante su funeral, se transformó en un símbolo de los grupos anarquistas y pacifistas.
Sergio Gaytán M. Desde "Calas para Andrés Sabella".