Vargas Llosa: "En Francia comencé a sentirme un escritor latinoamericano"
LITERATURA. El Nobel peruano accedió a la Academia Francesa con un alegato por la novela libre.
Agencias
El sillón número 18 de la Academia Francesa es, desde ayer, el primero en dar asiento a un autor que siempre escribió en español en la institución fundada en 1635 por el cardenal Richelieu. A sus 86 años, el peruano Mario Vargas Llosa fue recibido como uno más entre los "inmortales", los grandes custodios de las letras galas.
El escritor, Nobel de Literatura en 2010, recibió en la víspera la espada ceremonial que llevaba ayer y que le entregó la "secretaria perpetua" de la institución, la historiadora y politóloga Hélène Carrère d'Encausse, en el puesto desde 1990.
Al ser recibido como nuevo miembro de la Academia Francesa, Vargas Llosa aprovechó para agradecer a Francia la "paradoja" de que fuese esa nación la que le ayudó a sentirse "un escritor peruano y latinoamericano".
El autor de "La fiesta del Chivo" recordó que, cuando desembarcó en territorio galo en 1959, los franceses, "fascinados por la revolución cubana" antes de que esta se convirtiera en una "tiranía", habían descubierto y leído antes que él a autores como "Borges, Cortázar, Uslar Pietri, Onetti, Octavio Paz y, más tarde, Gabriel García Márquez".
"Gracias a Francia descubrí la otra cara de América Latina, los problemas comunes a todos sus países, la horrible herencia de los golpes militares y del subdesarrollo, la guerrilla y los sueños compartidos de liberación", dijo en su discurso en francés en la sede del Instituto de Francia, vestido con el traje bordado con hojas de olivo de los académicos y portando la tradicional espada.
"Por tanto, fue en Francia -¡qué paradoja!- donde comencé a sentirme un escritor peruano y latinoamericano", dijo ante los miembros de la institución e invitados como el rey emérito Juan Carlos de Borbón y su hija Cristina, así como los hijos del Nobel y su exesposa, Patricia Llosa
En un largo discurso, Vargas Llosa agradeció la oportunidad de ocupar el sillón número 18 de la institución y elogió a su predecesor en el asiento, el filósofo Michel Serres, fallecido en 2019.
Asimismo, recordó cómo Gustave Flaubert y la literatura francesa le ayudaron a convertirse en el escritor que es.
"salvará la democracia"
"Déjenme ahora exponer mi teoría, que vale lo que vale, un poco más y sin duda, un poco menos, que tantas otras que circulan en nuestra época de teorías literarias. La novela salvará la democracia o se echará a perder con ella y desaparecerá", afirmó el premio Nobel en su larga alocución, y defendió la novela libre, una que sí que sobrevivirá a todo, y no como la "caricatura que los países totalitarios nos venden como novelas".
"Solo existen después de haber pasado por la censura que las mutila, a fin apuntalar de las instituciones fantasmagóricas de pantomimas de democracia como de las que nos da ejemplo la Rusia de Vladimir Putin", criticó.
También dijo que "nadie está a salvo si no todos somos libres. Es la gran enseñanza de la literatura francesa".
"La vida debe ser como la de los libros: libertad plena en todo y para todos (...) De ahí la necesidad de seguir la lucha hasta que el mundo se parezca al mundo de la literatura", razonó Vargas Llosa y terminó su discurso asegurando que la literatura del futuro será "lo que nosotros queramos".
"¿Puede desaparecer? Sería posible, sin duda, pero un mundo sin soñadores sería pobre y de los tristes", expresó.
En nombre de la Academia Francesa respondió el escritor, editor y diplomático Daniel Rondeau, que describió como una "gran alegría" la oportunidad de acoger al autor de "La ciudad y los perros" en el gran templo de la lengua de Molière.
La elección de Vargas Llosa como nuevo miembro de la Academia tuvo lugar en noviembre de 2021 y ya generó entonces críticas de grupos de intelectuales franceses, tanto porque el Nobel de 2010 nunca ha escrito en lengua francesa como por sus posiciones políticas, que algunos consideraron próximas a la extrema derecha.
Su edad de ingreso tampoco sigue los cánones de la institución, que desde 2010 había establecido un tope de 75 años como máximo para presentarse candidato a uno de los 40 sillones.