Un equilibrio mundial inestable
Carlos Tarragó , Presidente Corporación Proa
Hasta mediados de diciembre de 2021, el jerarca ruso Putin le informaba al mundo, que los movimientos de tropas que había ordenado hacia la frontera con Ucrania, solo era la respuesta al intento de ésta de ingresar a la OTAN y que no pretendía iniciar una guerra la cual tendría ingentes costos. A su vez denunciaba que Occidente demostraba "histeria" al denunciar una inminente invasión rusa a Ucrania. Por su parte el presidente de Estados Unidos, Biden, pronosticaba una invasión rusa a Ucrania, advirtiendo a Moscú que, de producirse, "tendrá que rendir cuentas". ¿A quién? Se preguntarán hoy miles de millones de ciudadanos del mundo entero.
Putin, haciendo gala de una actuación digna del ganador de un Oscar, ha anunciado que está dispuesto a negociar, siempre y cuando el ejército ucraniano, que defiende su soberanía, deponga las armas. No llega ahí su descaro. Ha tildado al gobierno de Ucrania de nazista. Esta declaración no puede dejar de asombrarnos, ya que, si ha existido una actitud similar al nacismo, corresponde justamente a las declaraciones y actitud del propio Putin. En efecto éste ha hecho recordar a la Alemania nazi, cuando en 1938 Hitler garantizó, mediante la firma de los Acuerdos de Münich, al ministro británico Neville Chamberlain mantener el equilibrio europeo y al año siguiente lo rompió invadiendo Polonia, hecho que inició la segunda guerra mundial. La actuación de Neville, gatilló la sentencia de Winston Churchill: "Tuvo usted para elegir entre la humillación y la guerra, eligió la humillación y nos llevará a la guerra".
Hoy Ucrania, un estado independiente desde agosto de 1991, está siendo bombardeado e invadido, por una súper potencia que creía ser incontrarrestable militarmente y que pretende continuar con su política expansionista. Sin entrar a analizar los intereses geopolíticos, económicos y otros que, sin duda, están en juego en el conflicto en comento, se debe considerar un aspecto que muy probablemente dejará instalada la actuación rusa. Simplemente que, si mañana otra potencia actúa de la misma forma, el resto de la humanidad solo será un espectador y nada más. Lo anterior se puede dar en una eventual invasión de China a Taiwán y, por qué no, de Estados unidos a Cuba ¿es mucha la diferencia de la situación Rusia-Ucrania?
Otro aspecto no banal para considerar, nos lo recordaba hace un tiempo Eduardo Galeano, al citar que cada minuto mueren de hambre o de enfermedad curable 10 niños y que en el mismo periodo se gastan en la industria militar tres millones de dólares.