Antofagasta Centro Espacial del Norte
"El agua, estimados lectores, no es lo único que la NASA investiga en la Luna. Artemisa III no es sólo el regreso del hombre a nuestro satélite natural después de más de medio siglo. APOLO 11 fue sólo el comienzo del natural camino de la humanidad por la conquista del espacio". Pedro Araya Guerrero, Senador por la Región de Antofagasta
La misión Artemisa III, programada para el año 2025, marcará el primer regreso de la humanidad a la superficie lunar después de 56 años. La región del polo sur de la Luna, plagada de oscuros cráteres y afiladas crestas, es completamente diferente del paisaje relativamente llano que visitaron los astronautas Armstrong, Aldrin y Collins, del programa Apolo, en julio del año 1969.
La Nasa hará historia al enviar los primeros seres humanos a explorar la región del Polo Sur lunar, hito representativo de una planificada conquista del espacio donde la luna es un punto vital de apoyo. Por lo mismo, hace más de una década la Sonda LCROSS - Lunar Crater Observation and Sensing Satellite -, impactó en la Luna tal como había programado la NASA - 9 de octubre 2009 -, con el objetivo de confirmar, como así aconteció, la presencia de agua en el satélite natural de la Tierra, confirmación clave para el retorno del hombre a la luna previsto, precisamente, para una década más tarde, la actual década del veinte y la misión Artemisa III.
Artemisa III será así una de las empresas más complejas de ingeniería e ingenio humano en la historia de la exploración del espacio profundo. Las observaciones de los astronautas, las muestras y los datos recopilados ampliarán nuestra comprensión del sistema solar y nuestro planeta natal, al tiempo que inspirarán a las próximas generaciones, marcando el comienzo de un futuro en el que los humanos accederán constantemente a la Luna. Y cada misión de Artemisa aumentará el conocimiento, refinará las operaciones y probará la tecnología necesaria para la primera misión humana a Marte.
Así, mientras en el norte de nuestro continente americano esos son los desafíos, nosotros en la parte opuesta del mismo continente debemos, con nuestro re potenciado Programa Nacional Espacial (PNE), recuperar rápidamente terreno y vestirnos con pantalones largos en la exploración del espacio ultra terrestre, siendo nuestra Región de Antofagasta pieza angular de dicho Programa Espacial.
En efecto, la Región de Antofagasta junto a la Región Metropolitana y la Región de Magallanes y de la Antártica Chilena constituyen la columna vertebral del Programa Nacional Espacial, proyectándose en Antofagasta la construcción y desarrollo del Centro Espacial del Norte (CEN), el que se propone albergar todo lo concerniente al cambio climático y recursos hídricos y donde, a nuestro juicio, todo lo relativo a la observación del espacio ultra terrestre, dadas las características únicas de nuestros cielos y avanzado desarrollo astronómico, deben colocarse, también, en el centro de los objetivos y misión de nuestro Centro Espacial Regional.
Como autoridades comprometidas con un profundo desarrollo humano de nuestra zona, no podemos menos que valorar el rol que desempeñaremos en las próximas décadas dentro del Programa Nacional Espacial, diseñado por la Fuerza Área de Chile, ello por cuanto el Programa Espacial, vinculado a las ventajas comparativas de cada región, constituye la oportunidad para ser parte del mismo y poder traspasar más rápidamente sus beneficios a nuestra ciudadanía, toda vez que representa no sólo nuevas tecnologías, más ciencia e innovación, sino que, también, nuevas oportunidades de mejores trabajos y, por tanto, de más especialización, mayores remuneraciones y aumento exponencial en la calidad de vida de nuestra población.
Como muestra un botón, las tan importantes y necesarias telecomunicaciones se están desarrollando de una manera distinta en la actualidad, más todavía desde la incorporación del sector privado a la carrera espacial y la revolución de lo que se ha denominado el NewSpace. Por ejemplo, los proyectos de SpaceX y OneWeb pretenden crear redes globales de telecomunicaciones usando constelaciones de miles de pequeños satélites - menos de media tonelada -, capaces de proveer de comunicación a nivel global a precios competitivos, mejorando de manera sustancial los satélites en órbitas geoestacionarias y las infraestructuras terrestres.
Sólo SpaceX que está desarrollando StarLink, ya cuenta con una constelación en etapa experimental de más de 700 satélites, constelación que la empresa del magnate sudafricano Elon Musk pretende que en el año 2027 se encuentre completamente desplegada con un total de doce mil satélites, lo que podría transformarla, junto con su controlador, en el más grande proveedor de internet satelital global del planeta. Fabrican un total de ciento cincuenta satélites al mes y son desplegados por lanzadores de la misma compañía, con capacidad para colocar en órbita hasta sesenta satélites al mismo tiempo, desafíos privados que acreditan los potenciales de mayores requerimientos y demanda por más y mejores técnicos, ingenieros y profesionales de las más diversas disciplinas, investigadores y científicos incluidos, que el espacio demandará, generando nuevas y mejores oportunidades de empleo y desarrollo humano del más alto nivel.
Chile gracias al Programa Espacial Nacional tiene la posibilidad, con las debidas proporciones por cierto, de ser parte de todas estas maravillosas oportunidades, y nuestra región de Antofagasta, ya focalizada como Centro Espacial Regional, se encuentra en la pole position de esas posibilidades y oportunidades únicas. Mi deber como representante de la Región es contribuir a facilitar ello y apalancar recursos y apoyar proyectos que permitan materializar y, en lo posible, acelerar dichas oportunidades, única manera de poder concretar un nuevo estadio de progreso y desarrollo para una zona que ya hoy cuenta con el más alto ingreso per cápita del país, pero sobre la base de recursos no renovables como lo son los que aporta nuestra potente minería.
El espacio y los satélites, y por qué no en un futuro no tan lejano nuestras misiones espaciales, son la oportunidad de acceso a recursos infinitos en la sociedad del conocimiento de la que no podemos permitirnos estar ausentes, tanto así que la propia minería debe ya comenzar a prepararse para la investigación y prospección en el espacio ultra terrestre, pues así como es evidente que no somos los únicos seres inteligentes que habitamos el universo, vastos planetas de ignotos terrenos albergan riquezas minerales de dimensiones aún insospechadas.
El agua, estimados lectores, no es lo único que la NASA investiga en la Luna. Artemisa III no es sólo el regreso del hombre a nuestro satélite natural después de más de medio siglo. APOLO 11 fue sólo el comienzo del natural camino de la humanidad por la conquista del espacio, y nosotros somos parte de la humanidad.
La pregunta es qué rol queremos jugar en estos desafíos ?