Desafíos de la inclusión
"Las mujeres con discapacidad se enfrentan a los mismos desafíos propios del género". Elizabeth Lam Esquenazi, Directora Unidad de Inclusión de las Ingenierías UCN
A lo largo de los años se han ido evidenciando una serie de situaciones que dan cuenta de la existencia de discriminación hacia las mujeres. Algunas comienzan a presentarse desde la infancia y otras ya en etapas más avanzadas de su vida. En este tipo de discriminación hacia la mujer la situación es aún más compleja cuando en ellas se presenta algún grado de discapacidad.
En este contexto, y analizando la situación que viven las mujeres desde sus etapas más tempranas de vida, se puede advertir que las niñas con discapacidad pertenecen a uno de los grupos más marginados y excluidos de la sociedad y sus derechos son vulnerados de manera generalizada. Existen grandes brechas de inequidad social, económica y cultural, y muchas veces son víctimas de la sociedad, incluido su entorno familiar. La sociedad las excluye, ya sea por desconocimiento de su(s) discapacidad(es), por desconocimiento de sus necesidades y requerimientos, por falta de empatía, por centrarse en su(s) discapacidad(es) y no en sus capacidades. Por lo mismo, las niñas y adolescentes con discapacidad tienden a ser víctimas de bullying en el colegio, a la vez que tienden a ser excluidas por sus pares y por el entorno escolar.
Desde el punto de vista familiar, el hecho de tener un hijo o hija con discapacidad hace que la mayoría de las veces se les sobreproteja, lo cual se ve sobredimensionado aún más cuando es una hija, ya que los padres tienden a pensar por su hija, toman las decisiones y solucionan todos sus problemas, su gestión de vida se modifica, generando los propios padres barreras que limitan el desarrollo de las capacidades de la niña, afectando además el crecimiento integral de la familia. Los padres ven el entorno como una amenaza, y con el fin de proteger generan un daño irreversible al crear una especie de burbuja aislada del mundo para la mujer, quien se desarrolla sin competencias emocionales y cognitivas para enfrentar el mundo que le toca vivir.
Las mujeres con discapacidad se enfrentan a los mismos desafíos propios del género en distintas etapas de su vida, como estudios, adolescencia, maternidad, inclusión laboral, compatibilización de la vida laboral con la vida familiar, divorcio, jubilación, viudez, brecha salarial y carga de trabajo doméstico. Este último, generalmente no remunerado ni reconocido, debe enfrentar los estereotipos de género, entre otros.
En lo laboral, el mayor desafío que debe enfrentar una mujer con discapacidad es trabajar en un ambiente machista, masculino, además de estar construido a la medida del promedio de las personas, ajeno de las necesidades o ajustes que faciliten la autonomía de personas (mujeres u hombres) con discapacidad.
Afortunadamente, se está reconociendo que las personas que ejercen el rol de acompañar a las personas discapacitadas son generalmente mujeres, las que deben enfrentar los desafíos que exige el acompañamiento ante las diferentes situaciones que deben vivir a diario. Esta situación se complejiza aún más cuando es la única sostenedora económica de este, y muchas veces deben buscar cómo reunir dinero para la sobrevivencia del hogar. He aquí un gran dilema: ¿cómo generar los recursos necesarios para vivir sin perder de vista su rol de mujer y compatibilizarlo con el rol de cuidadora al 100%?
Es necesario, entonces, que desde el mundo público se realicen esfuerzos para ir en apoyo de estas mujeres. Pero también es necesario que desde lo privado se realicen cambios en sus políticas de inclusión, mirando sus capacidades y considerándolas por los aportes hacia sus organizaciones.
En la sociedad actual el desarrollo industrial, las nuevas regulaciones y el avance de la tecnología han permitido que la mujer pueda ocupar espacios que en décadas pasadas era impensables para ellas. Este mismo avance debe permitir que en los nuevos tiempos la mujer con discapacidad y cuidadora pueda tener estas mismas oportunidades para así ir reduciendo estas brechas de inclusión en una sociedad que avanza y en la cual todas y todos debiéramos estar incluidos, recibiendo el beneficio de su desarrollo.