Curva de Presión Política
Cuando estuve en cargos de alta dirección estratégica de la universidad, solía pensar que las movilizaciones estudiantiles tenían un componente que llamé la 'curva de la presión académica'. Mi teoría era que los/as estudiantes se iban a paro cuando comenzaban a aumentar las exigencias académicas, tales como trabajos, pruebas, presentaciones y evaluaciones. Esto ocurría generalmente entre abril y mayo de cada año. Sin duda, existen variables más significativas para entender la Revolución de los Pingüinos, las marchas feministas y todo tipo de movilización estudiantil.
Como todo en la vida, mi construcción teórica fue sufriendo reveses y el alumnado cada vez adelantaba más su derecho a movilizarse (en marzo), generalmente sin un petitorio, con una flexibilidad impresionante para mover los quórums en la toma de decisiones, y con medidas drásticas que van inmediatamente del paro a la toma de dependencias. Mi experiencia me dice que aunque se esté 'terriblemente' preparado/a para lo que viene, la juventud siempre nos sorprende. Eso debió esperar el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve frente al 'mochilazo' del 09 de marzo, más allá de su llamado ingenuo al diálogo y a marchar fuera del horario escolar (La Hora, 09/03/2023). Algo que nunca han entendido las autoridades es que el estudiantado constituye un grupo de presión, y debe ser interpretado desde la arista de la vereda de enfrente, y las lógicas adulto-centristas no funcionan al momento de negociar.
Las movilizaciones juveniles ya no sólo constituyen una presión académica, sino una fuerza política. El mayo del 68' se forjó al alero de los/as estudiantes que quisieron cambiar los valores contrarios a los 'ismos' (capitalismo, imperialismo y autoritarismo) y a la sociedad de consumo. La predicaba fue desautorizar las organizaciones políticas y sociales como los partidos políticos, el gobierno, los sindicatos y, por supuesto, las instituciones de educación superior. La movilización estudiantil de 2006 (la Revolución Pingüina) se enfocó en el derecho igualitario a la educación en respuesta a la privatización del sistema educativo instalado durante el gobierno militar. Por su parte, las tomas feministas de 2018 demandaron medidas en contra de académicos y compañeros acusados de abuso sexual, la creación de protocolos al respecto, la eliminación del sexismo en los planes educativos y la necesidad de capacitaciones sobre equidad de género, entre otras exigencias (Valentina Gatica Gómez, "Vienen nuevas olas feministas", 2018). He reconocido públicamente que la valentía de las jóvenes nos hizo a las académicas tener menos miedo frente al abuso laboral por parte de la estructura patriarcal que han desarrollado las universidades chilenas, aunque aún queda mucho por hacer. En este mochilazo de 2023, los/as secundarios demandan "mejoras en condiciones de los liceos, educación sexual integral, prácticas pagadas, herramientas para los colegios técnico-profesionales, fin de la PAES y acceso universal a todos los niveles de enseñanza" (La Tercera, 07/03/2023).
Pero la curva de presión política no sólo se relaciona con movilizaciones estudiantiles y en contra del Ejecutivo. Durante la primera semana de inicio del año escolar, 20 establecimientos educacionales pertenecientes a la Corporación Municipal de Desarrollo Social paralizaron por las deficiencias del sistema escolar frente a las necesidades de las trabajadoras, tales como protocolos de acoso, departamentos de género, y no pago de remuneraciones a funcionarias (El Mercurio, 09/03/2023); y esto se suma a la 'otra crisis de los baños' de la Escuela F-78 (Escuela General Baquedano). Ya hace rato que la opinión pública venía reclamando el descuido de las autoridades municipales frente a las condiciones estructurales de colegios y liceos de la ciudad a pocos días de llegar marzo.
Sin duda, los grupos de presión seguirán estresando la institucionalidad, el mes de marzo es proclive a constituir el 'peak' de la presión política debido a múltiples razones, sobre todo económicas. Sin embargo, el debilitamiento institucional no puede ser la 'estrategia política' (María Murillo, Steven Levitsky, Daniel Brinks, 2021). Sólo el robustecimiento de las instituciones, las tareas bien hechas y a tiempo ayudarán a surfear las presiones políticas o, al menos, a 'patear' las curvas de grupos de presión más allá del inicio del año en el país.
Dra. Francis Espinoza F.
Sin duda, los grupos de presión seguirán estresando la institucionalidad, el mes de marzo es proclive a constituir el 'peak' de la presión política debido a múltiples razones, sobre todo económicas. Sin embargo, el debilitamiento institucional no puede ser la 'estrategia política.