Otro difícil inicio del año escolar
Si bien la convivencia en los establecimientos educacionales ha mejorado, aún es posible constatar amenazas de tiroteos por redes sociales y en Calama un alumnos ingresó a clases con un arma de fuego. No es posible que este clima siga imperando, porque puede terminar muy mal, y de paso interrumpe la normal entrega de los contenidos que necesitan con urgencia los estudiantes.
El retorno a la presencialidad en las salas de clases ha sido más complicado de lo que se esperaba. Luego de las restricciones por la pandemia, se sabía que la convivencia sería difícil, principalmente, entre niños y adolescentes que pasaron por largos confinamientos y perdieron la capacidad de relacionarse con compañeros y profesores.
En 2022, junto con la vuelta a las aulas hubo episodios de violencia, incluso en Antofagasta, se llegó a la suspensión de las actividades docentes debido a amenazas de balaceras y de enfrentamientos en liceos.
Si a ello, le sumamos las denuncias de deficiencias estructurales en los colegios y que tuvo paralizado más de un mes a la educación pública, se coincidirá que fue un regreso a clases traumático.
Otras comunas tampoco se libraron de los problemas y debieron enfrentar de modo conjunto los casos de violencia registrados en varios establecimientos entre estudiantes o contra docentes, como ocurrió en Tocopilla y Calama.
Por ello se trabajó de modo anticipado para prever problemas, pero no será tan fácil erradicar la violencia escolar. De hecho, este 2023, a menos de dos semanas del inicio del año escolar, ya se han conocido casos de violencia y otros problemas de convivencia.
En Antofagasta, la Escuela General Baquedano no pudo iniciar clases por fallas en el sistema de cañerías, situación que constató la seremi de Salud y significó la prohibición de funcionamiento hasta subsanar el problema, lo que se logró en la semana. También hubo una paralización por falta de protocolo en casos de acoso laboral y sexual en la educación, y se hizo en el marco de la conmemoración del 8M.
Tras cartón, amenazas por redes sociales de balaceras obligaron a suspender las clases en el Liceo Andrés Sabella. Situación similar en el liceo Jorge Alessandri de Calama, que no alcanzó a interrumpir las actividades.
Pero ayer, en una escuela de la capital loína, devolvieron a los alumnos a sus casas, debido a que un estudiante fue sorprendido con un arma de fuego.
Así, este año tampoco se escapa del problema de la violencia en los colegios, lo que demanda seguir trabajando en las distintas fórmulas existentes para hacerle frente y erradicarla. No es posible que este clima siga imperando, porque puede terminar muy mal, y de paso interrumpe la normal entrega de los contenidos que necesitan con urgencia los estudiantes.