Estudio gestión menstrual
"Si una ventana rota de un edificio no se repara a la brevedad, pronto se romperán todas las demás. Si una ventana no se repara, se está enviando la señal de que a nadie le importa la situación". "Un estudio de precios concluyó que una persona puede gastar al año, en promedio, hasta $125 mil al utilizar toallas desechables y antiinflamatorios".
La menstruación es un proceso biológico y no una elección, e implica costos, algunas molestias que no se pueden evitar y necesidades que cubrir, lo cual empeora cuando no se tienen los recursos o la información.
De hecho, un estudio de precios del Sernac realizado el año pasado concluyó que una niña, mujer o persona menstruante puede gastar al año, en promedio, hasta $125 mil al utilizar toallas desechables y antiinflamatorios si su período dura siete días.
Además, hay que tomar en cuenta que un 30% de la población menstrúa todos los meses y 40 años dura aproximadamente el proceso de gestión menstrual.
Para profundizar en este tema, el Sernac realizó el primer estudio de gestión menstrual enfocado en las personas más vulnerables del país: personas privadas de libertad, en situación de calle y quienes viven en campamentos.
Para la realización, el Servicio trabajó en forma colaborativa con Gendarmería de Chile, la Fundación Gente de la Calle y el Campamento Juan Bustos.
El estudio del Sernac permitió concluir que la población menstruante en condiciones de vulnerabilidad no tiene garantizado el acceso a productos de higiene y gestión menstrual.
Por ejemplo, en el caso de la población privada de libertad, sólo un 48% tiene acceso a productos para todos los días que le dura el proceso; mientras que quienes están en situación de calle apenas el 37%. La situación de las niñas, mujeres y personas menstruantes que viven en campamentos tienen un mejor acceso a los productos de gestión menstrual, con un 83%.
Las estrategias utilizadas por las personas de estos grupos para conseguir los productos de gestión menstrual manejar el flujo son diversas, van desde el intercambio de productos, en el caso de la población penal; hasta la utilización de algunos elementos que no fueron diseñados para gestionar la menstruación, en personas en situación de calle, como paños de género, papel higiénico, pañales, entre otros.
El estudio permite concluir, además, que el costo económico de estos productos es el atributo principal para adquirirlo, seguido por la calidad.
Para una adecuada gestión menstrual, es necesario satisfacer también ciertas necesidades como, el acceso a agua potable, a instalaciones sanitarias adecuadas, entre otros. En este aspecto, las condiciones de estos grupos vulnerables son precarias.
Quedan muchos desafíos y uno de los principales en esta materia es generar políticas públicas que busquen resolver las problemáticas y dificultades a las que las niñas, mujeres y personas menstruantes se enfrentan día a día, especialmente respecto de estos grupos hipervulnerables.
Gonzalo Rivera Cortés
Abogado regional del Sernac