Científicos de la UA estudiarán cuerpo de inusual tiburón Mako que varó en las costas de Tocopilla
BIODIVERSIDAD. El espécimen de más de tres metros de largo hallado en Caleta Indígena, está siendo examinado con el fin de conocer con mayor profundidad la diversidad de tiburones que se encuentran en las aguas marinas de la región.
Los residentes cercanos a la Caleta Indígena en las costas de Tocopilla enfrentaron una situación anormal durante la mañana del martes. Un pescador encontró el cuerpo de un tiburón Mako en los roqueríos del lugar, el cual mide tres metros con trece centímetros y cuenta con un peso de 243 kilos.
Ante el hallazgo, los trabajadores de la caleta se comunicaron con Sernapesca para notificar la situación y para que se hiciesen las acciones pertinentes. El servicio a su vez se comunicó con personal del Laboratorio Challwa de la Universidad de Antofagasta, para que se realizaran tomas de muestras y análisis ante este inusual evento.
"Presentaba una buena condición corporal y no tenía heridas ni evidencia de intervención de terceros. En el lugar, se informó a los presentes sobre los resguardos a tomar y en particular, que no se recomendaba su consumo debido a que se desconocen las causas de su muerte", señaló la directora regional (s) de Sernapesca, Pilar Iribarren.
Características
De acuerdo al director del laboratorio Challwa, así como del Programa de Conservación de Tiburones de Chile, Carlos Bustamante, esta clase de tiburones suelen estar presentes en las costas regionales, pero mar adentro. El hecho de que un espécimen haya llegado a la orilla del mar es altamente inusual, y el factor que más llama la atención a los investigadores. "Son tiburones oceánicos que viven lejos de la costa, y ocupan los primeros 50 o 60 metros desde la superficie hasta el fondo para vivir. Son altamente migratorios y suelen acudir a donde puedan encontrar alimentos. Pueden llegar a vivir hasta los 30 años y esta especie en particular usa las aguas del norte de Chile como su hogar dentro de todo su ciclo vital. Lo inusual de este caso es el hecho de encontrar un animal tan grande varado en la playa", detalló el también biólogo marino.
Durante su estancia en el lugar los científicos hicieron diversas revisiones al cuerpo, lo cual les permitió descartar varias posibilidades del por qué el tiburón habría terminado allí. Además de no contar con heridas, tampoco se observaron señales de que su deceso se debiese a polución.
"No fue por efecto de la pesca, porque no había rastros de sogas o redes en su cuerpo, y tampoco fue por contaminación, ya que no se encontraron desechos antropogénicos. Se descartó presencia de gripe aviar ya que no habían restos de vectores, y hasta el momento no hay evidencia científica de que esa gripe se pueda transmitir a peces", agregó Bustamante.
Si bien se deben realizar estudios para saber las causas con exactitud, el encargado del laboratorio Challwa tiene una teoría: "Estamos viendo que no se había alimentado en mucho tiempo, lo que propició que estuviera en condiciones débiles. La fuerza que han presentado las marejadas en la región puede haber causado que el tiburón encallara en las rocas y como consecuencia se ahogara".
Planes a futuro
"Lo que se realizó en terreno fue la revisión de sus órganos internos. Nos quedamos con algunas muestras de hígado, así como con su estómago y aparato reproductivo. Con eso podemos hacer estudios de minerales pesados o de historia trófica, o sea que podemos ver donde estaba alimentándose este animal. Además, disectamos la cabeza y el tronco superior", señaló Bustamante.
Con estas últimas los planes van más allá. La idea es realizar una muestra educativa dirigida a la comunidad, con el fin de que esta conozca con mayor profundidad la diversidad de tiburones que se encuentran en las costas de la región, además de hacer énfasis en que la amenaza hacia los humanos que normalmente se tiene presente no existe como tal.
"Por lo general los tiburones no son muy sociales, por lo que suelen andar solos y se puede decir que patrullan por todo el océano abierto. Las personas podrán conocer de más cerca a estos animales, y a partir de ahí educar en lo que es conservación y quitarle el miedo que las personas les pueden tener. Ellos no comen humanos y son parte de nuestro ecosistema natural", concluyó el biólogo marino.